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26 febrero, 2019 Comentarios desactivados en Máscara de Calakmul, obra maestra del arte funerario maya Campeche

Máscara de Calakmul, obra maestra del arte funerario maya

“La Máscara de Calakmul. Universo de jade” sigue su viaje/La muestra, que permite un encuentro único con esta obra maestra del arte funerario maya, se presenta hasta abril en la Casa de México en España, en Madrid/Artesanos guatemaltecos reprodujeron las teselas de la máscara y las cuentas del pectoral/collar, entre otros elementos. FOTO: Sofía Martínez del Campo, INAH.

MADRID, Esp. 26 de febrero del 2019.- Desde julio del año pasado, la Máscara de Calakmul retornó a su sala permanente en el Museo de Arquitectura Maya, Baluarte de la Soledad, en la ciudad de Campeche; sin embargo, el público extranjero no perderá la oportunidad de encontrarse con esta obra maestra del arte funerario maya, gracias a la elaboración de una réplica fiel a la pieza arqueológica, la cual ha recalado por primera vez en España.

La Casa de México en España alberga la exposición La Máscara de Calakmul. Universo de jade, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Hasta la segunda semana de abril, los residentes o quien esté de visita en Madrid, podrá tener un diálogo “cara a cara” con este magnífico rostro de jade manufacturado hace mil 200 años para acompañar los restos mortales de uno de los gobernantes de la antigua capital del territorio de la “Cabeza de serpiente”.

Por su belleza y connotación sagrada, el jade era el componente esencial de las máscaras mortuorias de los antiguos soberanos mayas. El ajuar funerario les otorgaba la identidad que debían portar en su paso al inframundo, y la máscara les daba el rostro del dios del maíz.

El montaje en el recinto madrileño permitió cristalizar una idea concebida hace 15 años: la elaboración de una réplica fidedigna de la máscara descubierta en 1984, en la Estructura VII de la Zona Arqueológica de Calakmul. La maestra Sofía Martínez del Campo, quien llevó a cabo la restauración integral de la pieza entre 2003 y 2004, señala que previo a este proceso se efectuó la toma de molde de las teselas de jade de la pieza original.

Sin embargo, no fue sino hasta agosto de 2017, que con base en dichos moldes se elaboraron 99 reproducciones en yeso dihidratado de las teselas de jade de la máscara, dos de los discos de obsidiana de los ojos y cinco de las cuentas tubulares y la placa Ik’ del collar. También se cuantificaron las 407 cuentas esféricas de guatemalita y jade del pectoral/collar para la elaboración de las réplicas correspondientes.

Ese material se envió a Jade Maya, en la ciudad de Antigua, Guatemala, compañía que desde 1974 se ha dedicado a recuperar las tradiciones de talla de los antepasados mayas. El jade es cortado y pulido por trabajadores nativos que logran crear réplicas de calidad de museo, así lo hicieron con la máscara funeraria del gobernante Pakal de Palenque, que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México, y ahora con la Máscara de Calakmul.

Asimismo, las siete aplicaciones de concha de la máscara fueron realizadas dentro del proyecto “Técnicas de manufactura de los objetos de concha del México prehispánico”, del Museo del Templo Mayor, dirigido por Adrián Velázquez Castro, una iniciativa de arqueología experimental en la que se elaboran réplicas con ejemplares de las mismas especies, en este caso Spondylus princeps y Pinctada mazatlanica, empleadas en la época prehispánica.

Sofía Martínez del Campo, investigadora de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones (CNME) del INAH, comenta que ella misma seleccionó los tipos de jade y guatemalita más adecuados para la máscara y el pectoral/collar. Luego de recoger las piezas trabajadas, en noviembre de 2017 inició el montaje del sartal que consta de 423 piezas, 11 más de las que conforman la pieza original, debido a que algunas de las cuentas esféricas replicadas resultaron ligeramente más pequeñas que las arqueológicas.

Detalla que las cuentas esféricas del pectoral se bordaron sobre un soporte de lino reforzado, al que se zurcieron posteriormente las cuentas tubulares y la placa Ik’ (símbolo maya del viento que evoca el aliento vital y el fluir entre los distintos niveles del cosmos). En lo que respecta a las cuentas esféricas del collar se ensartaron y remataron con distintos hilos.

Un soporte de plastilina a base de cera sirvió como guía para el montaje de las teselas de jade de la réplica en el soporte definitivo, elaborado en arcilla sintética y acabado en el reverso con pasta de resane y arena tamizada (igual al de la máscara original). La especialista señala que realizó algunas correcciones de superficie en las piezas, utilizando herramientas mecánicas, para lograr su ensamble preciso.

Al terminar el montaje sobre el soporte definitivo se fijaron las aplicaciones de concha de la nariz y el labio inferior, reforzando con pasta de resane. Para dar firmeza y solidez al mosaico se efectuaron tareas de resane entre las uniones de las teselas y en áreas que requerían reposición de faltantes; finalmente se hizo una reintegración cromática sobre el resane para otorgar integridad visual al mosaico.

De este modo se logró una reproducción lo más fiel posible de la preciada pieza arqueológica, y con ello el INAH mantiene su tarea de conservar el patrimonio cultural de México, sin desdeñar la difusión del mismo dentro y fuera de sus fronteras.

Bajo la curaduría de la maestra Pilar Cuairán Chavarría, experta de la CNME, la exposición en la Casa de México en España, es un viaje por símbolos que reflejan a una cultura íntimamente ligada con su entorno. Por ejemplo, las orejeras de la máscara tienen la forma de una flor de cuatro pétalos que representa el modelo del cosmos mesoamericano; mientras, la mariposa que extiende sus cuatro alas de jade bajo la barbilla del rostro, es símbolo del alma del difunto soberano y se relaciona estrechamente con el viento.

La Máscara de Calakmul. Universo de jade aborda una obra maestra que en su forma revela los principios de la cosmogonía maya. En este mosaico de piedra verde los tres niveles del cosmos —el celeste, el terreno y el inframundo— son estratos que tienen fronteras claras, pero que están en permanente conjunción.

 

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