El Imco concluye que “hay un abuso sistemático entre los recursos presupuestados y los ejercidos por las entidades federativas” y señala que “los Congresos locales no hacen nada por detener esta mala práctica” y dejan que los gobiernos estatales no sean austeros.
Por Daniel Sánchez
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de enero del 2020.- El Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) concluyó en que “hay un abuso sistemático entre los recursos presupuestados y los ejercidos por las entidades federativas”, y señaló que “los congresos locales no hacen nada por detener el abuso en el ejercicio de los recursos públicos, a pesar de que cada trimestre, conocen las variaciones injustificadas”.
“La complicidad legislativa crea el peor escenario: los diputados no usan sus facultades para emitir opiniones respecto al ejercicio del gasto y no llaman a comparecer a los secretarios de Finanzas para justificar las variaciones excesivas”, expresó.
“En 90 rubros de gasto, los estados tuvieron variaciones superiores al 1000 por ciento”, por lo que “la falta de apego a los montos planeados y presupuestados dificulta la eficiencia en el gasto de los recursos públicos”, puntualizó.
En el Índice de Información del Ejercicio del Gasto 2019: Complicidad legislativa, la organización civil detectó “grandes variaciones entre lo presupuestado y lo gastado por las entidades en 2018”, y denunció que “a pesar de que los Congresos cuentan con la información, no frenaron esta mala práctica”.
Manifestó que esto se debe a que los diputados locales no han regulado sus propias atribuciones para aprobar o negar las modificaciones al presupuesto realizadas por las secretarías de Finanzas.
“Hacen poco o nulo uso de su facultad de emitir opiniones sobre los informes trimestrales de gasto que las secretarías de finanzas les remiten. Con los informes trimestrales de gasto, los Congresos pueden detectar variaciones injustificadas desde los tres primeros meses del año y llamar a rendir cuentas a los ejecutivos estatales”, indicó.
Tampoco, agregó, “exigen la comparecencia de las autoridades que gastan más de lo aprobado”, por lo que “en complicidad con los congresos locales, los gobiernos estatales no son austeros”.
El Imco citó ejemplos de un mal ejercicio del gasto, además de omisión y complicidad legislativa en 2018:
“Al cierre del año, Guerrero ejerció en ceremonias oficiales mil 899 veces lo aprobado por el Congreso.
“Para el primer trimestre del año, Sinaloa ya había gastado siete veces su monto presupuestado para la compra de vehículos de transporte. Al finalizar 2018, esta cantidad fue 23 veces superior a su presupuesto inicial.
“En los primeros tres meses del año, Puebla gastó 48 veces lo presupuestado para todo 2018 en publicidad oficial. Al cierre del año, el Gobierno ejerció 453 veces lo aprobado por su Congreso.
“Tlaxcala gastó 85 veces lo presupuestado originalmente para la compra de mobiliario (equipo de cómputo, estantes, escritorios, entre otros).
“En el primer semestre, el estado de Chihuahua gastó 72 veces el presupuesto aprobado para la adquisición de maquinaria y equipo agropecuario, industrial y de construcción. Al finalizar 2018, gastó 582 veces su monto aprobado”.
Afirmó que un gasto no planeado difícilmente será un gasto bien ejecutado, por lo que propuso “establecer controles a las modificaciones presupuestales de los Poderes Ejecutivos estatales que limiten el aumento desproporcionado e injustificado de su gasto administrativo”.
“Si un gobierno estatal requiere modificar su gasto para alguna partida o ramo en más del 15 por ciento, debe tener la aprobación del Congreso local”, abundó y sugirió “mayor participación de los Congresos locales en la aprobación y supervisión del ejercicio del gasto: cumplir su función de contrapeso”.
Aquí puedes consultar la presentación del Imco:
Los malos ejemplos: