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12 septiembre, 2018 Comentarios desactivados en Crónica del vértigo Ideas

Crónica del vértigo

Por Amaury David Sánchez Burelo

Si las asambleas, tan repetitivas, son un pregusto del fastidio de la eternidad, y si en los mítines sólo en contadas ocasiones se oyen en su integridad los discursos, en las marchas el Movimiento se desarrolla al otorgarse a sí mismo disciplina, vehemencia, sentido lúdico y orgullo por la persistencia y el crecimiento.

Carlos Monsiváis en Los “medios de comunicación” del Movimiento.

Nota: La escritura de este texto informativo está completamente plagado de subjetividad. Si esperan algo completamente objetivo, me avisan cuando lo encuentren.

Las marchas, las luchas, las asambleas y esas cosas satanizadas por el orden, llegaron a mí por la existencia de mi padre, quien insistía en hacer Memorándum de lo sucedido en el 68, que es reconocido como el Movimiento. Mi hermana y yo teníamos que chutarnos toda la información, recuperar el acontecimiento, sentirlo y repensarlo, principalmente, mantener la Memoria Histórica, no dejarlo pasar, sino revivirlo, en cada momento de nuestra vida y así ha sido.

El día 10 de septiembre, a las 13:50 horas, comenzó la Asamblea de Humanidades. Días antes, grupos porriles agredían a estudiantes que se manifestaban en la UNAM; menos antes, un estudiante en la facultad de Derecho de la UV, recibía una golpiza por un sujeto en estado de ebriedad al interior de la infraestructura universitaria y menos antes de esos dos sucesos, la facultad de Antropología de la institución veracruzana convocó a asamblea para definir postura ante esos actos de violencia, que dio como resultado la realización de un paro activo. Regresamos al 10, a los 50 minutos de las 13 horas, en que la asamblea se generalizó para la Ex Unidad de Humanidades, a la cual asistieron miembros de todas las facultades que la componen y de otras áreas académicas.

Mencioné lo del Movimiento, porque tiene mucha relación. Ahora a mis 26 años, me detengo a ver lo que sucede por aquellos momentos de diálogo en familia sobre la violencia que devastaba estudiantes y minorías.

El auditorio “Jesús Morales Hernández” fue ocupado por los estudiantes, llenando cada una de las butacas que dirigían la mirada hacia los organizadores, quienes se detuvieron a repensar lo sucedido y a alzar la voz ante la problemática. Los demás llegamos, nos sentamos y oímos.

La asamblea inició con un pase de lista, entre las risas, los aplausos y los gritos efusivos cada una de las facultades señaló su presencia, aquellas donde solo llegó uno o dos miembros se vieron acompañados de los otros compañeros, porque las risas se compartían, la efusividad se mantuvo con ellas y fueron abrigadas, para que no se sintieran descobijadas.

Después, Antropología expresó las medidas de seguridad que tratan principalmente del reconocimiento del compañero de lucha y no quemarlo en los medios o ante personas que no son de confianza. Todos deben llevar credencial de estudiante por cualquier duda o situación en la que pudiera necesitarse su información.

El riesgo era latente, nos mirábamos a las caras, respirábamos quedito, a la velocidad que queríamos, nos burlábamos de lo que se dejara hacer burla, pero en ello yacía el miedo, vértigo por aventarte de nuevo a la andada e incentivar al cuerpo para que permanezca de pie, aunque te dicte descanso. El desconocimiento de lo que pudiera suceder es el pan nuestro de cada día y aún aquí ahí estábamos, oyendo las decisiones, los dolores y la forma de vencer con la norma agresiva ya establecida desde hace muchos años.

Comenzaron los posicionamientos de cada una de las facultades, de los individuos y entre todas ellas se mencionaron: Restablecer la seguridad en el estudiantado, generación de comunidad al interior de cada facultad e interfacultades, reclamar a la rectoría una democratización de las decisiones que toman para la UV, exigir que se detenga el acoso por parte de autoridades, evidenciar los actos de violencia que acontecen en cada escuela, generar un  registro histórico de las decisiones que se están tomando, solicitar pronta atención a los daños del inmobiliario, revisar al anteproyecto que pretende cambiar la Ley Orgánica, desarrollar otro tipo de manifestaciones, repensar el consumo de marihuana y alcohol, etc… Hacia la infinitud las peticiones se hicieron, es normal, la situación universitaria está difícil y hasta faltaron demandas.

Todos coincidimos en detener la agresividad con la que nos dirigían, acabar con eso que podría llamarse fobia a la juventud y que nos ayuden a estar seguros, no solo psicológica, sino físicamente, porque día a día la herida se hace más grande y poco a poco se perpetúa la violencia dentro y fuera de nuestra casa de estudios.

Dejando de lado las opiniones, la asamblea al interior del auditorio continuó hasta las 3:30 porque se tuvo que desalojar el lugar, dado que los usos ya establecidos del espacio prohibían seguir ahí, pero la explanada de la Unidad recibió 30 cuerpos que insistían en hacer algo.

Momentos antes del desalojo, nos debatíamos si ya era necesario establecer un pliego petitorio o qué procedería, dado que no se habían dialogado las acciones para desarrollar en el paro activo propuesto por Antropología, tampoco sabíamos si íbamos a marchar. La incertidumbre ya era, al grado que muchos se retiraron, cada quien por sus necesidades. Los que aguantaron, discutían afuera, como exiliados por el orden.

Ahí comenzaron los roces. Las voces que pretendían ya terminar todo con un pliego petitorio y las que insistían en dialogar más, hasta que hubiera una decisión concisa de las actividades a realizar y las posturas como Humanidades. No se llegó a ello, pero dieron las 5:00 y fue terminada la reunión.

¿A qué llegamos? A la posibilidad de una asamblea en la facultad de Psicología, esto para que rotara y más estudiantes se acercaran al movimiento; los días 11 y 12 de septiembre sería paro activo y cada facultad propondría actividades para difundir la información y generar comunidad con los compañeros. El pliego petitorio se realizaría el lunes, esto dependiendo de cualquier cosa que sucediera antes de ella y la marcha sería decidida entre los dos días del paro activo.

El Movimiento no solo me dio memoria a mí, sino a muchas mentes, a muchas razones que deciden dejar un rato las aulas y hacer algo por el desorden que norma en las instituciones, porque no pueden seguir tratándonos como ignorantes, cuando no llaga el recuerdo de la bestialidad con la que nos han quitado la voz, los compañeros y los familiares.

 

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