Sangre para los dioses. El sacrificio en la visión de los mayas y los mexicas, se presenta en el Museo Regional de Antropología, en Villahermosa, Tabasco/La muestra reúne 93 piezas, entre las que destaca el Entierro 18 de la Zona Arqueológica de San Miguelito, en Cancún, Quintana Roo/ FOTO: Gibrán Huerta, INAH.
VILLAHERMOSA, Tab. 10 de junio del 2018.- Acercarse a la sacralidad de las culturas maya y mexica, a través de importantes piezas arqueológicas de cerámica, piedra, jade, obsidiana, pedernal y hueso, es el eje de la exposición Sangre para los dioses. El sacrificio en la visión de los mayas y los mexicas, abierta en el Museo Regional de Antropología “Carlos Pellicer Cámara”.
Los objetos que integran la muestra abarcan del periodo Clásico Temprano (200-600 d.C.) al Posclásico (1250-1550 d.C.), y provienen de los acervos del Centro INAH Quintana Roo, los museos Maya de Cancún, del Templo Mayor (Ciudad de México); los museos de sitio de Comalcalco y Pomoná, en Tabasco; y Palenque, en Chiapas, así como de la propia sede de exposición.
Se presentan 93 piezas entre las que sobresalen una máscara de piedra verde, orejeras, collares, incensarios, braseros, piedras de sacrificio, navajillas, punzones, espinas de raya, huesos humanos trabajados y el Entierro 18 de la Zona Arqueológica de San Miguelito, con su ajuar funerario.
Sangre para los dioses… se divide en siete módulos temáticos: Muerte, Sacrificio, Tipos de sacrificio, Autosacrificio, Objetos para el sacrificio, El juego de pelota y El Entierro 18 de San Miguelito. El montaje fue coordinado por Adriana Velázquez Morlet, directora del Centro INAH Quintana Roo; Ximena Arellano Núñez, encargada del despacho del Museo Maya de Cancún; y los investigadores Enrique Terrones González, José Antonio Reyes Solís y Allan Ortega Muñoz, del Centro-INAH Quintana Roo.
El arqueólogo Reyes Solís señaló que el propósito de la exposición es que el espectador pueda entender que el sacrificio humano no sólo fue un rito sanguinario, como lo entendieron los conquistadores españoles tras su llegada a Mesoamérica, sino que formaba parte de ceremonias mucho más complejas en la que no cualquiera podía participar, con el objetivo de agradecer a los dioses su benevolencia y procurar el equilibrio en el universo.
La exhibición se presentó el año pasado en el Museo Maya de Cancún, con 80 piezas, provenientes de dicha sede, el Centro INAH- Quintana Roo y el Museo del Templo Mayor. Para esta ocasión, y gracias al apoyo del Centro INAH Tabasco, se ha enriquecido con los objetos del recinto que alberga la muestra y de los museos de sitio de Comalcalco, Pomoná y Palenque.
Del Museo de Sitio de Palenque, se exhibe un portaincensario, un cuchillo de obsidiana y un excéntrico, estos últimos probablemente usados en alguna ceremonia relacionada con el sacrificio. El portaincensario simboliza los tres niveles del cosmos: en la parte baja (inframundo) se observa una especie de monstruo de la tierra con las fauces abiertas, al centro aparece un personaje antropomorfo (referido al plano donde viven los hombres), y en la parte superior (plano celeste), aves divinas que, por lo general, tienen representaciones de serpientes en las alas”, explicó el arqueólogo Antonio Reyes Solís.
De Pomoná, se muestran excéntricos de pedernal (objetos que representan figuras antropomorfas, rayos o diseños geométricos), mientras que de Comalcalco son expuestos dos ladrillos, uno trae incisa una figura antropomorfa semidescarnada que simboliza la muerte, y el otro alude a un ave nocturna (incompleta), relacionada con el inframundo.
Del Museo Regional de Antropología, destacan cuchillos y excéntricos manufacturados en pedernal, así como vasos de cerámica polícroma con representaciones de cráneos decapitados decorados con cuchillos, un portaincensario y bezotes de obsidiana.
Respecto al Entierro 18 de San Miguelito, fue localizado en 2012, en el conjunto norte del área habitacional del sitio arqueológico y corresponde a un personaje masculino que vivió en el periodo Posclásico Tardío (1250-1550 d.C.); fue hallado con un ajuar integrado por punzones de huesos de ave, una pesa de red, dos mangos de abanico, huesos humanos tallados, un colmillo de animal (al parecer de jaguar) y 16 fragmentos de espinas de raya.
Fuentes documentales y evidencias arqueológicas refieren que mayas y mexicas hacían inmolaciones mediante flechamiento, ahogamiento, lapidación, decapitación, desollamiento y extracción del corazón.
Tanto la decapitación, como el desollamiento, podrían haber estado asociados a la extracción del corazón como acto post mortem, y formar parte de rituales más complejos que se efectuaban en la fiesta de Tlacaxipehualiztli, dedicada al dios Xipe-Tótec, en la que se desollaba a los cautivos de guerra en la sociedad mexica.
Previo a la apertura de la muestra el arquitecto José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones de INAH, impartió la conferencia magistral Juan de Grijalva y su expedición, a propósito de los 500 años que se cumplen este 2018 del arribo de dicho conquistador español a Yucatán y Tabasco.