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Entre el yo feminista y el yo patriarcal

3 junio, 2018 Comentarios desactivados en Las razones al descubierto Ideas

Las razones al descubierto

Por Héctor Malavé Gamboa

Entrevista al actor campechano Gabriel Moré, viernes 1 de junio de 2018. Café Altagracia. Con motivo del fin de la primera temporada de “La Razón Blindada”.

-Gabriel, dame tu punto de vista sobre el proceso creativo de actor

El guión me abre nuevos mundos, me llena de posibilidades, no me limita. El actor debe construir su propio lenguaje en escena, un guión no me dice cómo interpretarlo, ni dirigirlo. Antiguamente, los actores construian todo. El texto es un pretexto para el proceso creativo. El producto del actor es un nuevo ente vivo, autónomo hasta cierto punto del guión del escritor. Un actor tiene su propia visión del mundo, su propia personalidad. El actor, en cada actuación, crea algo único e irrepetible.

-¿Cómo identificar lo que si es arte y lo que no es teatro?

El arte exige un mayor grado de complejidad, mientras más riesgo y esfuerzo humano en más valor, más se acerca al arte. En el teatro, se reconoce su calidad cuando tiene la capacidad de “tocar” y conmover al espectador. En ese momento, en el acto artístico tiene que haber una revelación, una “catarsis” como decían los griegos. Una transformación de la personalidad no sólo del actor, sino también del público.

-Tus personajes, implican una crítica al poder… ¿No es así?

Es en el espacio escénico donde todo puede suceder. En “espacio vacío”, se puede vivir humanamente y hacer todo, sin esa comunición con lo que “acontece”, no se genera una transformación. Es algo que “los comediantes del lenguaje”, mal llamados actores, no pueden hacer, no revelan una verdad, no existe un conflicto de ideas, no te ponen a pensar dónde estás parado como ser humano, y ¿Qué sigue? Radica ahí el peligro político del teatro para el poder, porque se desnuda y lo pones en riesgo todo. Sitúan a discernir las razones de la existencia, mientras menos cultura, más se entretiene y divierte el público, que no es tan mal, pero no es la función del teatro contemporaneo. Para el poder político en turno, es una pérdida de tiempo pensar sobre el ser, sobre la condición humana ¿Para qué conflictuar al ciudadano?

¿El teatro como filosofía?

El fenomeno del teatro se volvió filosófico, pero sucede tanto en el actor, como en el espectador. Elegimos una puerta, para abrir otra y otra puerta, algo que no puede hacer el hombre sedentario. El espacio vacío es el principio de algo, no hay vacío en la nada, la nada está hecha para ser habitada. En un “suceso”, pasan los seres humanos gran parte de su existencia. La escena se llena de elementos y vuelven a regresar para regresar de nuevo al vacío, como señaló Luis de Tavira.

¿Qué es actuar con IDEA?

Es que dentro de un realidad, el actor crea nuevas realidades, cuando te encuentras en el teatro, se define tu pensamiento. Es un peligro tomar y actuar un texto sin saber lo que en verdad dice u oculta. No es memorizar, ni recitar. Los malos actores o comediantes de la palabra confían en las palabras, pero la palabra dicha no es lo que “es”. Hay que desconfiar en el texto, el buen actor no confía en el texto. Los actores que saben, no actúan, se actúa lo que no se puede decir, se actúa lo que no se dice, lo que se oculta, el subtexto, lo cual requiere un grado de complejidad que no cualquiera puede alcanzar. No se actúan las palabras, se actúa lo que no se puede decir.

Eso que hablas no es lo que deseas, tu verdadero motor no lo revelas, el hombre oculta su condición humana, el actor debe detonar un conjunto de palabras para llegar al objetivo en un proceso cifrado que exige mucho discernimiento de la espectador. El actor debe tener “colmillo” para elegir un guión, busco despertar el interés, buscar un alto grado de complejidad, un alto nivel de codificación sin embargo agota, el arte de para quién necesita y es para el que lo busca, pero no todos lo buscan.

 

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