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30 abril, 2018 Comentarios desactivados en Nada qué celebrar el Día del Niño: Como nunca antes, enfrentan brutal violencia Ciudadania

Nada qué celebrar el Día del Niño: Como nunca antes, enfrentan brutal violencia

Entre 2006 y 2014, se registraron cerca de 2,000 asesinatos de niños y niñas adolescentes/Hay mil 498 casos de desaparición de niñas, niños y adolescentes en el Estado de México, le sigue el estado de Puebla, con 647 casos; Tamaulipas, con 572, y Nuevo León, 424 casos

Por Fernando Aguilar/Negro y Rojo

CIUDAD DE MÉXICO, 30 de abril del 2018.- Como nunca antes, nuestra niñez enfrenta una brutal violencia por todos los frentes, y no hay espacios que los pongan a salvo: por un lado, bombardeos con spots publicitarios de una voraz industria de comida chatarra y bebidas azucaradas, borrando de su dieta su alimentación tradicional que los lleva a una enfermiza gordura y desnutrición, a su vez a una talla baja, principalmente en el sureste del país; por otro lado, la violencia intrafamiliar y para acabar con el cuadro, la violencia del crimen organizado. Entonces ¿Qué celebrar en este Día del Niño?

Un negro panorama cómplice de los tres niveles de gobiernos en turno quienes ignoran a los casi 40 millones de niños, niñas y adolescentes menores de 18 años (35 por ciento de la población del país, datos de la UNICEF) y donde la desnutrición crónica en menores de 5 años es alta (13.6 por ciento), el doble (27.5 por ciento) en las áreas rurales del sur; y se agrava con una prevalencia de sobrepeso y obesidad altas, cercanas a 35 por ciento entre los menores de 5 años y los adolescentes.

Por ello, especialistas endocrinólogos lamentan que en 15 años, México pasó de tener un 37 por ciento de niños desnutridos que entraron a primero de primaria a tener un 35 por ciento de niños obesos; y ahora tibiamente se está tratando de iniciar campañas para resolver esta sobrenutrición, que es en su mayoría, exceso de calorías, pero déficit en proteínas.

Un problema de contrastes en el país, pues mientras en el norte se tiene un estilo de vida diferente, con mayores atenciones en todos sentidos, comenzando por la alimentación y vigilancia médica; en el sur, la mayoría compuesta por campesinos e indígenas, los problemas se agravan por la falta de empleo, atención médica, enfermedades, características de las zonas pobres y en consecuencia desnutrición aguda.

Para el doctor Raúl Calzada, jefe del Servicio de Endocrinología en el Instituto Nacional de Pediatría y titular de la Academia Mexicana de Pediatría, la desigualdad la podemos ver de la siguiente manera: mientras que en el norte del país, un nueve por ciento de la población tiene talla baja, en el sur es peor, “estamos hablando del 37 por ciento en el sureste, y estamos hablando hasta del 60 por ciento en la costa sur del pacifico.”

Arturo Ayala, médico del Centro Pediátrico del Crecimiento, también coincidió al abundar que por lo menos tres de cada 10 niños presentan algún problema de talla baja, que en algunos casos se solucionan con corregir estilos de vida como alimentación, sueño y actividad física, pero otros requieren de atención especializada.

Armando Blanco es otro endocrinólogo quien también coincide al explicar que un niño de la sierra de Oaxaca, con promedio de estatura apenas de 1.50 metros, así se queda (cuando deberían llegar a 1.76 metros), esto debido a que han perdido 26 centímetros por generaciones; pero si de niños migran a una ciudad o Estados Unidos como tradicionalmente lo hacen, donde se desarrollan en otras condiciones, logran ocho centímetros más de estatura, y los hijos de éstos suman otros ocho más, con lo que restituyen los 1.76 en dos generaciones.

En este sentido, puntualizó el endocrinólogo, “la herencia es de 1.76, lo que sucede es que no se ha podido expresar lo que deben de crecer porque la nutrición se los impide, entonces muchas poblaciones de estatura baja, son bajos porque el medio ambiente no les permite alcanzar la estatura”.

Están convencidos de que el crecimiento o desarrollo físico de los habitantes de una población es indudablemente un signo de salud, que va íntimamente ligado con las condiciones económicas y en consecuencia con una buena nutrición, que sin ellas detonan las enfermedades de pobreza, desnutriciones agudas y bajo desarrollo.

En consecuencia, si en nuestro país mejoraran las condiciones sociales, las condiciones económicas, las condiciones de salud y de nutrición, subiría la media del desarrollo físico de los habitantes. Lamentablemente nuestros políticos y gobernantes velan única y exclusivamente por sus intereses y los del grupo en el poder.

De la violencia, sálvese quien pueda

Otro rubro que acecha a la niñez es el de la violencia, las estadísticas ponen los pelos de punta pues de acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), cada día en algún lugar son asesinados 3 niños y 4 desaparecidos; según datos de la sociedad civil presentados a la CIDH, entre 2006 y 2014, se registraron cerca de 2 mil asesinatos de niños y niñas adolescentes, de los cuales la mitad se dio en el curso de enfrentamientos que involucraron la participación de las fuerzas de seguridad.

A este tenebroso escenario se suma la violencia de género que afecta a niñas y adolescentes ya que, según datos oficiales (que hay que tomarlos muy conservadoramente) en lo que respecta a delitos sexuales 4 de cada 10 víctimas tenían entre 0 y 19 años; por cada 10 víctimas en este rango de edad 8 eran mujeres y dos hombres.

Pero eso no es todo, también hay que agregar las desapariciones de pequeños, que durante el gobierno de Enrique Peña Nieto ocurrieron el 72. 3 por ciento de este tipo de secuestros no esclarecidos, en contra de niños y adolescentes, de las cuales 872 se registraron solamente en 2017.

Curiosamente, es el Estado de México, de donde es Enrique Peña, la entidad que registra el mayor número de desapariciones en el país, el organismo dice que uno de cada 4 desapariciones ocurren en esa entidad: tenemos entonces que a julio de 2017 se registraron mil 498 casos de desaparecidos  de niñas, niños y adolescentes en el Estado de México, le sigue el estado de Puebla con 647 casos (10.6 por ciento), Tamaulipas 572 (9.4 por ciento), Nuevo León 424 casos (7.0 por ciento).

Por lo arriba detallado, y según cifras oficiales, niños y adolescentes corren más riesgos de ser desaparecidos si se encuentran entre los 13 y 17 años de edad; esto es debido a que 8 de cada 10 niñas y jóvenes desaparecidos se encuentran en ese rango de edad. En varones esta proporción es de 7 de cada 10.

En conclusión, el telón de fondo es un pacto de impunidad entre gobernantes y la delincuencia llámese de cuello blanco, común u organizada, que se ve claramente en casos como el de Sonora, en el cual se evidenció la venta de niños y adolescentes; el caso de Veracruz, en el que administraron falsos tratamientos a niños con cáncer; el caso de Puebla, el cual sigue sin hacerse justicia por el homicidio del niño indígena José Luis Chalchihuapan; el caso de Chiapas, en el que más de dos mil niños de Chenaló fueron desplazados por grupos paramilitares; Ciudad de México donde no se ha responsabilizado a ningún funcionario capitalino por la muerte de 19 niños en el Colegio Rebsamen; y la separación familiar de niños y niñas que viven en la calle a causa de la pobreza…

Son los invisibles de los últimos cinco sexenios dominados por escándalos de corrupción, componendas y sistemática violación a los derechos humanos e impunidad, que tiene paralizada a la población.

 

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