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3 abril, 2019 Comentarios desactivados en Sales, Eliseo y ya saben quién, para 2021 Ideas

Sales, Eliseo y ya saben quién, para 2021

I.- Método dialectico del análisis político

Por Héctor Malavé Gamboa

La unidad en sí misma es una mistificación teológica, porque ningún partido político es homogéneo. Dice Trotsky que “la división dentro de un partido comienza con el despertar político de unos cuadros avanzados sobre otros, lo cual constituye la mecánica de su desarrollo. Sólo en un momento concreto se logran agrupar a la mayoría, un partido se construye por infinitas y sucesivas rupturas hasta la victoria final”.

En la práctica social en la que participan los militantes dentro un espacio temporal históricamente determinado por un contexto amplio y que imprime su presión al interior de las organizaciones sociales de izquierda, las tendencias se bifurcan en corrientes conservadoras y corrientes progresistas, lo que llamo el lado inerte de la materia y el lado activo de la misma materia. Esa lucha práctica no es por el poder es por la subsistencia de la filosofía viva contra la ideología, la oposición contra el avance, las razones históricas se van comprobando en los hechos, y en las prácticas humanas.

Como la ruptura total es imposible, porque aún con las rupturas los lazos se mantienen vigentes, pero en otro sentido, entonces los grandes dilemas de la filosofía política se reducen a los documentos fundacionales que buscan suturar las grietas de los conflictos políticos, por ejemplo, las constituciones, leyes y reglas originarias, ordenanzas, disciplinas. Es por eso que este tema se reduce a la vieja polémica entre el iusnaturalismo y el positivismo jurídico.

Cumplir las leyes o cumplir con la justicia no es lo mismo. Para San Agustín, las leyes injustas no son leyes. Seguro que si cumples con la ley no habrá revolución. La ciencia jurídica se convierte entonces en la base del conservadurismo y la ciencia política en la base de los progresismos, no obstante, es la ciencia económica la que finalmente envuelve a las dos viejas comadronas.

Las actividades humanas conservadoras y progresistas desgarran las organizaciones sociales, cuando la experiencia práctica de las estrategias se colma en la racionalidad de los grupos y en extensos debates públicos, las contradicciones se superan en un salto cualitativo y logran subsistir. A este proceso cognitivo, le llamo la racionalidad creativa, garante de una síntesis superior más compleja que comúnmente en política los sicofantes le llaman unidad. Es un esfuerzo por comprender la dirección y la ausencia de herramientas conceptuales y prácticas para resolver el dilema de la unidad política.

Es suma, un partido de izquierda no puede llegar a la unidad, hasta que no sea capaz de superar sus propias contradicciones en una lucha de clases. La ley dialéctica más importante es que la verdad siempre es concreta, “quien opera en el terreno de la teoría con categorías abstractas está condenado a capitular a ciegas antes los hechos”, por eso, descrito el método, ahora explico su aplicación en el terreno de la acción real:

2.- Sales, Eliseo…y ya saben quién para el 2021

Un amigo me dijo: “MORENA, Héctor, no es un partido convencional”, pensé… es un partido convencional en una circunstancia no convencional. A nivel nacional, dos fuerzas políticas se disputan el instrumento político que el pueblo trabajador eligió para democratizar el capitalismo y suavizar su dureza. La visión del norte y la visión de sur agrupan a las diferentes fuerzas sociales pensando en noviembre y el 2021.

Considero que Claudia Sheinbaum y Layda Sansores están impulsando desde la acción democrática en la ciudad de México, una tercera fuerza cultural y democrática que articula la visión ciudadana de MORENA.

En Campeche se encuentra en una coyuntura especial, en donde, como dijo Gramsci: “lo viejo no termina de morir, y lo nuevo no termina de nacer”. Lo viejo es el antiguo régimen de 90 años que ha llegado a la etapa final de su ciclo histórico. ¿Cuánto durará está etapa? Muy probablemente le falten tres años. La capital política del estado se encuentra igual en una situación especial, al mismo tiempo existen tres centros de poder gobernados por partidos políticos históricamente adversarios: Edificio del Ayuntamiento, el Cuarto Piso y el Palacio Federal.

Los partidos políticos se encuentran como en las viejas torturas de Iván El Terrible contra sus enemigos, “amarrados en sus extremidades y jalados por caballos”. El PRI, el PAN y MORENA son partidos en el poder. Lo cual explica las distenciones internas en los principales partidos políticos de Campeche, no es una cuestión moral, es un “cambio estructural” en la totalidad del sistema político mexicano, y se refleja en la dirección de los partidos políticos. La pregunta se plantea de la siguiente manera: ¿Cómo garantizar la unidad estructural en un cambio de estructuras?

Entonces, no es la unidad de sus militantes lo que requiere MORENA, sino construir una “unidad estructural” a partir de un “modelo teórico”, que permita desarrollar un procedimiento metodológico en el que los interesados en la IV Transformación se incluyan en un “consenso normativo” de mutuo reconocimiento a las diferencias: 1.- modelo teórico 2.- unidad estructural 3.- consenso normativo.

Consideremos una variable más, el histórico conflicto del centro y periferia. El gobierno de izquierda tiene intereses económicos en el sur sureste: el tren maya, las zonas económicas especiales, el petróleo de Carmen como palanca del desarrollo económico, pero lo más importante la entente Campeche-Chiapas y Tabasco como baluarte del proyecto de la IV Transformación.

Alejandro Moreno Cárdenas apuesta por la presidencia de un PRI dividido en dos bloques nacionales, está imprimiendo en el sistema burocrático de la ciudad un control y una vigilancia exacerbada sobre sus “empleados domésticos”.

La burguesía libanesa de Yucatán, en este momento, tiene un proyecto claro, que Eliseo Fernández Montufar sea el gobernador de Campeche (2021-2027), he aquí mi profecía:

Un triunfo de Acción Nacional en Campeche conectaría Mérida, Campeche y Carmen como el eje geoestratégico conservador del capital financiero internacional en las principales capitales económicas del Golfo. Lo que se convertiría en los tres últimos años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en una avanzada política que frene cualquier proyecto progresista encabezado por MORENA, en el que seguramente Montufar NO sería el principal aliado de AMLO, sino su principal ADVERSARIO en el sur-sureste de México.

El último gobernador de la oligarquía intramuros de apellido Sales fue Gonzalo Sales Guerrero (1920-1921), hubo otras intentonas de esta familia por alcanzar el poder político de Campeche, por ejemplo, Carlos Sales Gutiérrez, en 1997, desplazado por González Curi en 1997, y el mismo Renato Sales Heredia sonó en 2015, junto con Raúl Pozos y Alejandro Moreno. Ahora, vuelve a tintinear fuerte como posible candidato de MORENA para el 2021, faltan dos años y medio, y los tiempos se irán muy rápido.  El problema es que Sales, aun cuando sea el candidato externo de MORENA, tendría que renunciar a su cultura priista, lo cual no lo hará, y vincularse con los sectores más comprometidos de la izquierda, lo cual tampoco pasará.

Si se afilia a MORENA y es candidato, tendrá dos problemas: las bases más dogmáticas del laydismo no lo apoyarán, aun cuando AMLO y Layda le levanten la mano, y las bases sociales amlistas de todo el estado, que es un voto antipriista, seguramente votarán por el candidato de las tinieblas, la “reacción fascista”.

Es resumen, Renato, “el culto fifi” no tiene barrio, aunque pueda ser un buen gobernador,  sin duda será un mal candidato de la izquierda. Si el PRI quiere subsistir como segunda fuerza política en el estado y no ser barrido como el 2015, le aconsejo que tenga un candidato que le garantice cierta credibilidad, apostar por Sales Heredia; no creo que me hagan caso. Paz y Bien.

 

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