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23 octubre, 2019 Comentarios desactivados en Xolos, grandes compañeros de viaje de los mexicanos Ideas

Xolos, grandes compañeros de viaje de los mexicanos

La muestra en el Museo de El Carmen, recorre el devenir de estas razas caninas, desde la época prehispánica/Reúne 117 piezas prehispánicas, artísticas y artesanales, así como restos óseos, que dan cuenta de su importancia en el patrimonio biocultural/FOTOS: Mauricio Marat, INAH.

CIUDAD DE MÉXICO, 23 de octubre del 2019.- En víspera de la conmemoración del Día de Muertos, el Museo de El Carmen inauguró “Xolos, compañeros de viaje”, exposición que cuenta la historia de los “perros pelones” mexicanos y homenajea a estos amigos fieles en la vida y en la muerte.

La muestra, original del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), brinda un panorama de las razas caninas propias del país y resalta su importancia como parte de nuestro patrimonio biocultural.

En un recorrido por la muestra, la directora del recinto, Eva María Ayala Canseco, comentó que esta exhibición es un festejo por partida doble, pues se enmarca en el 90 aniversario de este recinto museístico y los 80 años del INAH, reuniendo 117 piezas prehispánicas, artísticas y artesanales, además de restos óseos, facilitadas por más de 20 instituciones.

Acompañados por tres de los cinco curadores de la exposición: los doctores Raúl Valadez Urzúa y María Olvido Moreno Guzmán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y la historiadora del arte Eva Ayala, la prensa tuvo la oportunidad de conocer los entretelones de este montaje que tiene la virtud de derrumbar mitos en torno a estos “curiosos” animales.

El arqueozoólogo Raúl Valadez refirió que los perros han acompañado al ser humano desde hace 30 mil años, “siempre brincando en nuestras neuronas”; pero el caso de las razas de mexicanas es particular porque lograron sobrevivir a verdaderas políticas de exterminio, por vía de ordenanzas, dadas principalmente a lo largo de la Colonia y en el siglo XIX.

Gracias a esfuerzos conjuntos entre criadores e investigadores, en los últimos 30 años ha sido posible rebasar el aura de “exotismo” que rodea a los xolos, para que se conviertan en unos compañeros más: “Los mexicanos somos poseedores de una raza especial, que está aquí pese a todos los problemas para su sobrevivencia”. Abundó que todas las razas de “perros pelones” conocidas —incluidas las de Sudamérica— tienen su cuna en el occidente de México, donde cabe decir que es todo un símbolo.

Xolos, compañeros de viaje permanecerá hasta abril de 2020 en el recinto de San Ángel, para continuar después en el Museo Regional de Historia de Colima, cuyo director, el arquitecto Fernando Rodríguez Lazcano, sostuvo que para esta muestra se hizo una selección de bellas representaciones cerámicas de tlalchichis, mejor conocidos como “Perros de Colima”, una raza que no sobrevivió y que solo quedó referida en textos coloniales como la Historia general de las cosas de Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún.

La exposición trata la domesticación del perro, su dispersión en América y la presencia de al menos tres razas mexicanas (xoloitzcuintles, tlalchichis e izcuintles), a través de seis núcleos temáticos. Asimismo, se complementará con ciclos de conferencias, exposiciones caninas y visitas guiadas.

Un video introduce al visitante a la muestra y relata la cronología de las razas mexicanas, mientras un xoloitzcuintle excepcional, “Cipactli”, modelo de artistas y campeón multipremiado es testigo en taxidermia de su especie y contempla los restos óseos de un cánido del occidente mesoamericano, probablemente de la extinta raza itzcuintli o perro mexicano común.

María Olvido, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, sostuvo que las representaciones de los cánidos en el arte prehispánico, su relación con el hombre mesoamericano y la problemática sobre la identificación de cánidos, se materializan con los apreciados “Perros de Colima”, siendo los procedentes de la fase Comala (entre 200 y 500 d.C.) los que revelan un su impecable modelado en barro rojo.

En ese sentido, resaltó la importancia de que tales piezas provengan de excavaciones arqueológicas controladas, y pertenezcan a acervos de los museos regionales de Colima y de Guadalajara, Nacional de Antropología (MNA) y del Universitario Alejandro Rangel. Xolos, compañeros de viaje también toca el tema del saqueo de Tumbas de Tiro y la falsificación de piezas para su venta.

Por otra parte, se aborda la relevancia de Xólotl, el dios xoloitzcuintle, guía en la cosmogonía mexica, con piezas magistrales del Museo del Templo Mayor, e imágenes de un facsimilar del Códice Borgia, de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH).

Un tema breve, pero fundamental, aborda la casi desaparición de este perro, tanto de las razas como de su representación en la cultura visual, durante los cuatros siglos del virreinato hasta el México decimonónico. Los canes traídos de Europa —como detalló la historiadora del arte Eva Ayala— dominaron los hogares, la pintura y la escultura, según lo demuestran los lienzos expuestos del Museo de El Carmen.

Solo los códices, como los facsimilares del Florentino y el Laud, de la BNAH, y algunas publicaciones de acceso únicamente para los doctos, muestran la existencia de las razas mexicanas que se extinguieron, como los tlalchichis y los izcuintlis, y la azarosa sobrevivencia del xoloitzcuintle.

El siglo XX vería el resurgimiento del xolo de la mano del nacionalismo cultural, del muralismo y de los artistas de la Escuela de Pintura Mexicana que los adoptaron en sus lienzos y en sus casas. Fotografías de Lola Álvarez Bravo nos muestran a Diego Rivera y Frida Kahlo con sus mascotas, mientras Flor Garduño nos lega la imagen de Toledo y su xoloitzcuintle.

Para los wixarikas, los perros son también parte importante de su cosmovisión. El mito de creación de “la gente de las cuevas” involucra a la “perra negra”, la cual habría de ser la madre de la humanidad, representada con vibrantes colores en las tablas huicholas del MNA.

El xoloitzcuintle, enigmático y estilizado, sigue conservando un lugar predominante en la inspiración y la vida de los artistas de la plástica contemporánea: Jorge Marín, Flor Garduño, Carlos Ranc, Sergio Peraza, Mariana Yampolsky, Mario Martín del Campo, José Kuri Breña, Rodrigo Cruz y el maestro Francisco Toledo heredan en bronce, plata, papel, jadeíta y otros materiales, la imagen del compañero mexicano de vida y de muerte.

 

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