En 5 años y 3 meses, Alejandro Moreno y su sustituto Carlos Miguel Aysa derrochan 123,379 millones de pesos, pero no lo destinan a prioridades, por lo que ahora ya son 440.4 mil campechanos en la pobreza y la economía estatal se mantiene en recesión crónica.
Por Daniel Sánchez
CAMPECHE, Cam. 13 de marzo del 2021.- Frente a las promesas del sobrino de Alejandro Moreno Cárdenas, Christian Castro Bello, de construir un mejor Campeche e impulsar la economía, está la realidad que dejan su tío “Alito” y su sustituto Carlos Miguel Aysa González.
La administración estatal, entre el 15 de septiembre del 2015 y el 31 de diciembre del 2020, contó con el mayor gasto en la historia, 123 mil 379 millones de pesos, pero se sumaron más campechanos a la pobreza y se prolongó la crónica recesión económica estatal.
En 2014, la población campechana en la pobreza representaba el 43.6 por ciento del total; en 2016, ya con el dirigente nacional del PRI en el poder, subió a 43.8 por ciento, y en el 2018, aumentó a 46.2 por ciento.
Es decir, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2014, fueron 391 mil habitantes en la pobreza; en 2016, se incrementó a 405 mil, y en 2018, se disparó a 440.4 mil.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en los 20 trimestres, desde el cuarto del 2015 al tercero del 2020, sólo dos veces registró Campeche un crecimiento económico: En el tercer trimestre del 2018, fue de 3.6 por ciento, y en el primero del 2020, de 0.3 por ciento. En los otros 18 trimestres, Campeche registró sólo números negativos.
En los primeros tres años y nueve meses de este sexenio, Moreno Cárdenas contó con los recursos públicos más altos de la historia de Campeche, con 86 mil 833 millones de pesos, pero no lo destinó al combate del rezago social de la población, ni a la reactivación de la economía local.
Al contrario, Alejandro Moreno triplicó la deuda pública estatal, para iniciar y dejar a medias cinco de sus superfluas “obras monumentales”, y derrochó en gasto corriente, su Oficina y la publicidad oficial, para mantener bajo control a los medios de comunicación y coartar la libertad de expresión.
Según las Cuentas Públicas del 2016 al 2018, la gestión de “Alito” tuvo egresos por 69 mil 490 millones de pesos, pero el Congreso del Estado sólo le había autorizado un gasto por 58 mil 509 millones de pesos, por lo que tuvo a su disposición para gastar a discreción más de 10 mil millones de pesos.
Además de este monto, ejerció seis mil 858.7 millones de pesos en el último trimestre del año 2015 y 10 mil 484.2 millones en el primer semestre del 2019, de acuerdo con los Informes Trimestrales del Gasto, publicados por la Secretaría estatal de Finanzas.
De su parte, de acuerdo con documentos oficiales, en los seis meses que le tocó ocupar el Palacio de Gobierno en el 2019, Aysa González ejerció un gasto de 12 mil 714 millones, y en el 2020, otros 23 mil 832 millones de pesos.
Desde que tomó posesión, el 15 de septiembre del 2015, Alejandro Moreno no pudo ver que creciera la economía estatal, sino que siguió hundiéndose con tasas negativas anuales y el número de trabajadores campechanos desempleados aumentó en más de 30 mil, principalmente por la crisis que desató la Reforma Energética, votada a favor por él.
“Alito” contó con ingresos adicionales durante los tres años y nueve meses de administración, fundamentalmente provenientes del gobierno federal, pero no los incluyó en las leyes de Presupuesto de Egresos para poderlos destinar, sin control y a discreción, al gasto corriente, la Oficina del Gobernador y la publicidad oficial.
Así, Moreno Cárdenas pudo erogar mil 958 millones de pesos entre el 15 de septiembre del 2015 y el 30 de junio del 2019 en Servicios de Comunicación Social y Publicidad, para mantener el control de los dueños de los medios de comunicación locales, regionales y nacionales y autopromocionarse en pos de un cargo nacional.
Fue un fiel seguidor de la fantochería de su protector, Enrique Peña Nieto, de quien copió el multimillonario gasto en las cinco aeronaves oficiales, para los traslados aéreos de él, su esposa, sus familiares, los funcionarios y hasta empresarios favoritos; la contratación de vuelos en jets privados para sus giras nacionales e internacional, y los excesivos operativos de seguridad a su alrededor, de su familia y de sus colaboradores.
En contraste, la deuda pública estatal directa se disparó de 812 millones de pesos en septiembre del 2015 a dos mil 353 millones de pesos en junio del 2019, la cifra más alta en los últimos 20 años, ante los dos nuevos créditos contratados para construir cinco de sus caprichosas “megaobras”.
En el año y medio que lleva el sustituto Carlos Miguel Aysa en el poder, la tendencia en el gasto exorbitante en publicidad, asesores y arrendamientos no ha variado. Incluso, ha tenido que terminar las grandilocuentes obras de su sustituido.
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