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22 enero, 2019 Comentarios desactivados en En la Colonia, hubo mujeres y hombres hacendados mayas Ideas

En la Colonia, hubo mujeres y hombres hacendados mayas

El poder económico no sólo estaba en manos de españoles o criollos acaudalados/Una mirada a la historia colonial de Yucatán, hace la investigadora del CIESAS, Laura Machuca.

Por Marytere Narváez

MÉRIDA, Yuc. 22 de enero del 2019 (Agencia Informativa Conacyt).- Cuando se piensa en las postrimerías de la época colonial y la primera mitad del siglo XIX en Yucatán —donde el poder económico residía principalmente en manos de los dueños de haciendas maicero-ganaderas—, puede ocurrir que lo primero que se imagine sea que estos eran únicamente españoles o criollos acaudalados.

Sin embargo, en realidad sus orígenes y estratos sociales y económicos fueron heterogéneos; incluso hubo hombres y mujeres mayas hacendados, hecho que a algunos les cuesta creer.

Estos son algunos de los hallazgos de Laura Machuca Gallegos, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Peninsular, quien se ha dedicado a estudiar la historia regional, la microhistoria, los grupos sociales y las figuras de justicia que se han desarrollado entre los siglos XVIII y XX.

El año pasado, la investigadora nacional nivel II obtuvo el Premio Francisco Javier Clavijero en Historia y Etnohistoria a la mejor investigación, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por el libro Poder y gestión en el ayuntamiento de Mérida, Yucatán (1785-1835).

Hace 25 años, cuando la investigadora empezó a leer la historia del Istmo de Tehuantepec —de donde su familia era oriunda—, se percató de que había análisis sobre los siglos XIX y XX, pues los antropólogos habían tenido una contribución importante, pero faltaba trabajo sobre la época colonial, por lo que decidió enfocar su labor de investigación en el siglo XVI y, más adelante, en los dos siguientes siglos.

“Muchos años después, cuando llegué a Yucatán, el tema me impuso ir más allá del siglo XVIII para analizar cómo había sido el desarrollo de la hacienda. Así que en el periodo que va desde fines del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, vi una oportunidad, pues es un periodo de cambios y reacomodos”, describió en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.

Historia regional y microhistoria

Para Machuca Gallegos, la historia regional estudia espacios delimitados no solo como políticos o geográficos, aunque en México haya existido una tendencia a estudiar las regiones como equivalentes a estados de la república.

“Yo he visto las regiones como una construcción realizada por los propios actores sociales. Al ser una construcción, en un mismo espacio puede haber diferentes regiones”.

En cuanto a la microhistoria, la describe como una forma de hacer historia que da la preeminencia a eventos micro o vidas individuales, que son el pretexto para estudiar problemas más amplios y contextos complejos.

La construcción de los grupos sociales

La investigadora señala que los grupos sociales —como los comerciantes, los hacendados, la nobleza indígena y élites— son una construcción, es decir, no se deben asumir como “ya dados”, sino que se debe analizar, en el transcurso de la investigación, cómo se fueron estructurando.

Además, comparten ciertas características como grupo y por eso se elaboran prosopografías (es decir, biografías colectivas), pero hay que tener presente que no son homogéneos. “Por eso, en un segundo paso, el análisis de las trayectorias individuales y sus redes de relación se vuelve indispensable”.

“Por ejemplo, en el caso de los hacendados yucatecos, estamos lejos de la idea que los pintaba descansando en una hamaca, más bien debe considerárseles como empresarios en ciernes cuyo objetivo principal era obtener alguna utilidad”.

Al hacer un estudio de los hacendados yucatecos, uno de los problemas encontrados fue la heterogeneidad de sus orígenes, estratos sociales y económicos. “Encontré que hasta había mayas hacendados, mujeres mayas hacendadas, un hecho que a algunos les cuesta creer”.

Cuando estudió el cabildo de Mérida, encontró un poco más de homogeneidad, es decir, sus miembros —sobre todo los regidores— debían cumplir ciertas características, principalmente de honor, pues era el cargo más prestigioso de la ciudad, ya que eran considerados “padres de la república”.

“Sin embargo, encontré que así como podían participar los comerciantes más ricos (por ejemplo, los Quijano), también había otros a quienes les costaba mantener su posición”.

Prácticas y agentes de justicia de la época colonial

En la época colonial, en particular a fines del siglo XVIII y hasta antes de alcanzar la Independencia, eran varias las instancias que ejercían justicia localmente. En primer lugar, se encontraba el gobernador y capitán general, quien no tenía la última palabra, pues los casos se podían apelar en la audiencia de México e incluso en España.

El capitán estaba auxiliado por un teniente asesor, quien lo asistía en los casos, aunque él mismo podía llevar los suyos propios. Debajo de ellos estaban los alcaldes ordinarios de los tres ayuntamientos (Mérida, Campeche y Valladolid) que también ejercían justicia y, para complicar más las cosas, estaban los subdelegados en los partidos o jurisdicciones amplias (Costa, Sierra, etcétera). Hasta abajo en los pueblos, los jueces españoles, que también resolvían problemas locales.

“Este juez español se volvió años después el alcalde conciliador, y de él le hablaré ahora, pues es una figura a la que le he seguido la huella. La figura de juez conciliador se creó en 1812 durante las discusiones de la Constitución de Cádiz. Se trata de los alcaldes que son nombrados en los pueblos, entre los mismos vecinos, y él, con la ayuda de dos hombres buenos, conciliaba los casos que se le presentaban”.

En Yucatán, este esquema rigió de 1812 a 1814, cuando se instalaron ayuntamientos constitucionales y después de 1820, año en que se volvió al sistema constitucional, fue una figura importante en la resolución de conflictos locales, ya que tanto los costos de la justicia como los trámites disminuían considerablemente.

Es posible ver la actuación de estos jueces locales gracias a los libros de juicios verbales, donde se consignaban los casos que atendían y cómo se resolvían, para Yucatán se cuenta con un corpus (pequeño pero representativo) que va desde 1820 a 1842.

 

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