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22 agosto, 2019 Comentarios desactivados en Mala traducción impidió que Cuauhtémoc fuera sacrificado como guerrero Ideas

Mala traducción impidió que Cuauhtémoc fuera sacrificado como guerrero

El arqueólogo Eduardo Matos analiza incomprensión de Cortés a petición de Cuauhtémoc/Al ser capturado en 1521, el gobernante mexica pidió al español ser sacrificado, pero la mala traducción impidió que éste completara su ciclo como guerrero/El investigador emérito del INAH abre Coloquio “Hernán Cortés: 1519 – 2019”, en el Museo Nacional del Virreinato.

CIUDAD DE MÉXICO, 22 de agosto del 2019.- Con una conferencia magistral, en la cual reflexionó sobre las palabras de Cuauhtémoc, a la caída de Tlatelolco a manos de los españoles, el 13 de agosto de 1521, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, abrió el Coloquio “Hernán Cortés: 1519 – 2019”, en el Museo Nacional del Virreinato, en el Estado de México.

El investigador desmitificó algunos de los equívocos históricamente más difundidos sobre la caída del imperio mexica, entre ellas, sobre una de las frases más recordadas, tras la toma de la ciudad gemela de Tenochtitlan y la captura de Cuauhtémoc, quien dijo a Cortés: “señor Malinche, ya he hecho lo que estoy obligado a hacer en defensa de mi ciudad y no puedo más, toma ese puñal que tienes en el cinto y mátame”.

“Lo que realmente habría querido decir el tlatoani, cuyas palabras pudieron haber sido afectadas por las traducciones hechas, del náhuatl al maya por Malintzin, y del maya al castellano por Jerónimo de Aguilar, sería: ‘toma ese puñal que tienes en el cinto y sacrifícame’”, expuso el arqueólogo.

Matos Moctezuma explicó que, de acuerdo con la cosmovisión de los mexicas, cualquier guerrero debía morir, preferentemente, en un sacrificio ritual, de allí que, durante la guerra contra los españoles, los mexicas no priorizaron la muerte instantánea, sino la captura de sus rivales. Incluso, dijo, hubo un momento en que Cortés estuvo a punto de ser tomado preso.

“Lo que Cuauhtémoc seguramente quiso decir era que lo sacrificaran, no que simplemente lo mataran. Quería ser sacrificado, ofrendado a los dioses, como correspondía a un guerrero capturado en combate, para poder completar su ciclo como guerrero y acompañar al sol, es decir, a su dios Huitzilopochtli, desde el orto hasta el mediodía.

“Sin embargo, ni Aguilar ni Cortés comprendían estos conceptos, quienes —pensando que quería que lo mataran— lo dejaron con vida. Un terrible destino para el tlatoani, pues ello impide que, como guerrero, complete su ciclo”.

En el evento académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Iberoamericana, Matos Moctezuma hizo también una remembranza del momento en que, hacia 1519, el conquistador Hernán Cortés arribó a las costas de Yucatán con la idea de contactar a dos españoles que, según sabía por expediciones previas, habitaban ya entre los mayas: Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero.

Ante la negativa de Guerrero, quien rechazó volver con sus antiguos compatriotas diciendo a Aguilar que, entre los mayas, él era considerado un cacique y líder militar, a la vez que un padre de familia, Hernán Cortés se hizo con Aguilar, de un aliado clave para lo que sería su posterior comunicación con las comunidades indígenas.

En su ponencia magistral, titulada Causas y mitos en la conquista de México, el investigador emérito del INAH detalló cómo, luego de abandonar las tierras mayas, donde Cortés halló siempre una actitud hostil a su presencia, encontró en las costas veracruzanas una condición más favorable y, aún más importante, contactó a diversos grupos que estaban sometidos por México-Tenochtitlan.

“Hay la creencia de que Moctezuma asoció a Hernán Cortés con Quetzalcóatl, y puede que haya sido así, pero, sin duda, esa comparación debió durar 10 minutos”, ironizó el arqueólogo al exponer diversas pruebas —vertidas en crónicas y códices de la época—, las cuales demuestran que tan pronto el líder de los mexicas supo que los hispanos avanzaban hacia él y, además, se aliaban con sus pueblos tributarios, trató de alejarlo mediante la diplomacia e incluso a través de ofensivas militares.

Refirió que, a partir de 1520, cuando iniciaron las batallas más cruentas entre los españoles y los mexicas, hubo, desde su óptica, cuatro causas que incidieron en la derrota de estos últimos.

La primera, dijo, fue de orden anímico y se vincula con el hecho de que los hispanos tenían un ánimo fortalecido por el apoyo de más de 300 comunidades indígenas que mermaron la fuerza y la economía mexica, o por factores, por ejemplo, los favores políticos, económicos y de tierras, que cada uno de los soldados españoles buscaba obtener de su rey, en reconocimiento a sus servicios.

Otra causa, ahondó, fue que los mexicas no sólo fueron arrebatados de sus recursos alimentarios e hídricos —ya que, como es sabido, Cortés impuso un sitio a la ciudad-isla— sino que en muy poco tiempo y a diferencia de sus rivales, quienes casi no perdieron a ninguno de sus generales, vieron cómo sus líderes morían o eran despojados de su mando.

“Es difícil imaginar la impresión que debió causar a los guerreros mexicas, ver que su tlatoani, es decir, su más importante figura en lo militar y lo religioso, y cuyo cargo literalmente significaba ‘el que tiene el poder de hablar’, era tomado preso y sometido por unos extranjeros”.

Matos añadió que otro factor fue la de la salubridad, ya que las enfermedades europeas, como la viruela, hicieron una importante mella en la población mesoamericana e, incluso, arrebataron la vida de Cuitláhuac, el nuevo tlatoani que habían elegido para reemplazar el vacío de poder dejado por Moctezuma II.

Una última causal de la derrota mexica, concluyó, fue la superioridad bélica y armamentística de los españoles, quienes gracias a sus aliados indígenas conocían las tácticas de guerra de los mexicas-tenochcas y de los mexicas-tlatelolcas, a la par de que contaban con una mayor capacidad de fuego y de transportación naval.

El Coloquio “Hernán Cortés: 1519 – 2019” fue inaugurado por la directora del Museo Nacional del Virreinato, Mercedes Gómez Urquiza, así como por Alma Montero Alarcón y Armando Azúa, coordinadores del encuentro académico. La actividad continuará el 23 de agosto, en el Auditorio Xavier Scheifler de la Universidad Iberoamericana (Prolongación Paseo de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe, Ciudad de México). El acceso a las conferencias será libre.

 

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