Por Daniel Sánchez

Nada más idóneo para la Historia Universal de la Infamia, escrita por Jorge Luis Borges, que un virreyezuelo violento de un estado perdido en la geografía de la República Mexicana, con ínfulas de sultán de país petrolero del medio oriente.

Igual que aquéllos, intolerante, autoritario, rabioso guardián de las leyes y del sacrosanto Estado de Derecho, tantas veces violados y ajustados para su beneficio y su conveniencia, para infundir temor y miedo entre quienes considera sus súbditos.

El ahora defensor de las mujeres violentadas y otrora violenta pareja de sus dos primeras esposas no hace más que repetir el esquema y la estrategia utilizada por los gobernantes neopriístas ejemplares, que tienen su cenit en Javier Duarte de Ochoa en Veracruz.

Y poniéndose la bata blanca de la gran misa political, igual que todos los aprendices de tirano, que en su juventud fueron contumaces violadores de la ley, declara desde su ronco e inmaculado pecho:

“Y no voy a permitir que en mi gobierno nadie esté por encima de la ley; en mi gobierno, ley y firmeza, política y diálogo, siempre puertas abiertas para hablar, para construir, en estos casos específicos se los digo: no se pueden utilizar a los medios para querer justificar conductas indebidas”.

“Cada quien responde ante la ley, y mi responsabilidad primero es el respeto y la apertura a la libertad de expresión de todos y cada uno de ustedes, y de todos los ciudadanos”.

Pero eso no fue todo, una noche antes, ya sabedor del éxito de la infamante detención y orquestado inicio de proceso penal y prisión preventiva contra quien llama el “enemigo número 1 de Campeche”, el periodista Miguel Ángel Villarino Arnábar, comenzó su perorata pontificial:

“Debemos de celebrar a las mujeres, las debemos, que es lo más importante, no sólo proteger y cuidar, sino que en cuanto a la violencia contra las mujeres, cumplirles siempre con nuestras obligaciones a las mujeres”.

“Quien no cumpla con su obligación con las mujeres, quien no respete a las mujeres, está violando la ley y no merece ningún trato cuando se les falta al respeto a nuestras mujeres, que son la base de nuestra sociedad”.

NO al miedo, impunidad y violencia

Cabe recordar lo expresado en uno de los informes anuales de violencia contra la prensa de la organización civil Artículo 19, cuyo nombre retoma precisamente de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “El miedo incrementa, al tiempo que las condiciones para ejercer libremente el periodismo en todo el país disminuyen”.

Esa realidad palpable, vivible en otras partes de México, ya nos ha alcanzado, y Alejandro Moreno, en su afán de parecerse a los más granado del neo PRI, de destacar a nivel nacional, ha desatado las fuerzas más oscuras para llevarnos al “peor Campeche de toda la historia”.

Nada más hay que citar el no acatado artículo 19 de la declaración mundial: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Ahora, igual que en todo México, como expresó la agrupación Artículo 19 hace tres años, “la censura ha permitido que las voces críticas cedan al miedo. No importa la entidad, ésta se aplica con el objetivo de quitarle la voz a quienes denuncian un Estado de simulación de garantía de derechos humanos”.

Al presentar el informe anual “Estado de censura”, que dio cuenta del deterioro del ejercicio pleno de la libertad de expresión y la violencia contra la prensa, la organización civil llamó la atención también sobre que “la simulación de justicia se mantiene por órganos estatales, como la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión (FEADLE), el Mecanismo de protección para personas defensoras de derechos humanos y periodistas de la Segob y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que son ineficientes y adornan el discurso oficial”.

“El Estado ha llevado a la prensa y a los ciudadanos a autocensurarse y crear condiciones que vulneran el ejercicio de la libertad de expresión. La censura se presenta de formas distintas en todo el país. Sin embargo, es el territorio de internet donde mayor avance muestra”, advirtió.

“El miedo, la impunidad y la violencia son elementos demasiado comunes para la prensa en México. El silencio o dirigir la mirada hacia otro lado no son opciones. La democracia es demasiado importante como para dejársela sólo a los políticos, así como el periodismo es demasiado importante como para dejárselo sólo a los periodistas. Ambos asuntos son de interés público y la lucha por su preservación le compete a toda la sociedad”, puntualizó.

Vienen tiempos nuevos

Esto hay que recordarlo cuando lleguen tiempos nuevos y cuando los que se creen autoridades de repúblicas bananeras tengan que rendir cuentas e irse por el caño al basurero de la historia, pero siempre hay que recordar que NI PERDÓN, NI OLVIDO.