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7 mayo, 2019 Comentarios desactivados en Política de la miseria o miseria de la política Ideas

Política de la miseria o miseria de la política

Por Héctor Malavé

El estado se divide en dos capas contradictorias que, por muchos años, durante la hegemonía del “estatalismo autoritario” formaron un bloque cultural de poder. Primero, una burguesía monopólica que sigue ocupando los espacios más altos de la burocracia estatal, y segundo, una capa media de intelectuales orgánicos y técnicos universitarios de los sectores de la clase media, ocupando los mandos medios de la burocracia estatal, por supuesto que subordinados a la clase dominante hegemónica.

Esta clase dominante hegemónica políticamente y directora del estado, también lo es del capital, no se formó de la noche a la mañana, es histórica y vinculada con capitales externos, es terrateniente, dueña del comercio y de la incipiente industria, de los medios ideológicos, al mismo tiempo, es dependiente de la burguesía internacional, la llamo la “oligarquía intramuros” para diferenciarla de la “casta divina” de Yucatán.

Si bien es cierto, la oligarquía intramuros mantienen alianzas contradictorias por la hegemonía estatal, las resuelven por sus relaciones de parentesco y se cohesionan si hay un peligro de insubordinación social. Son las responsables de frenar el crecimiento de la pequeña burguesía o clase media estatal, y su vinculación con los sectores populares por mediación de una fracción de las élites urbanas instruidas, desprendidas del mismo poder político.

Las fracciones y los grupos políticos finalmente responden a las fracturas y disputas, las cuales por medio del estado se articulan en su favor, estos son el origen de los partidos políticos en Campeche.

¿En dónde radica su éxito para perpetuarse y monopolizar el poder local? En usar el estado burocrático para impedir a la clase media desarrolle un proyecto autónomo económico-político, en establecer un sistema clientelar y de explotación que ahogue al sector rural, usar el estado como fuerza mediadora ante el estado mexicano a cambio del mantenimiento de sus privilegios, en usar las instituciones culturales que reconozca como legítima su dominación ideológica, y en la cooptación de los disidentes externos, y/o en caso de ser necesario, el uso de la violencia.

El estado es una relación social de fuerza condensada que organiza a la alta burguesía social y a la baja burguesía, la contradicción radica en el sometimiento de esta capa social pequeño burguesa que reclama una industrialización mayor del estado que le permita emanciparse del yugo de sus amos, pero al mismo tiempo los necesita porque su trabajo no productivo, sólo administrativo, no les permite un salario digno fuera del estado burocrático, se apropian de una parte del plusvalor de la fuerza de trabajo, para seguir administrando el estado monopólico que oprime a los trabajadores: pescadores, agricultores y asalariados.

Las clases económicamente dominantes dueñas de la tierra, del comercio y de los recursos estatales concentraron a la pequeña burguesía emergente de Campeche en el aparato del estado, el partido oficial, y organizaron a la clase media, la redujeron a capataz del campesinado, del artesanado, de la incipiente clase trabajadora, del pequeño abarrotero y a sus familias, y por supuesto, inhibieron la posibilidad del surgimiento de una clase media que gozará de cierta autonomía política y económica.

El estado campechano, visto desde un enfoque funcionalista es un sistema institucional jerarquizado de manera piramidal, con sus propias reglas jurídicas. Sin embargo, el diseño y la configuración política de las instituciones no corresponden con el organigrama institucional, porque existen fracciones de poder dentro del mismo poder que configuran las políticas del estado local. Existe una lucha interestatal que hasta antes de la victoria del reformismo se terminaba disciplinando al poder centralizador del ejecutivo, y este, a su vez, a los grupos empresariales dominantes, dueños del capital y de la inversión pública. En Campeche, se fusionó a la clase empresarial dominante con el aparato político estatal y el partido oficial.

En una situación de coyuntura de crisis histórica del estado campechano conllevó al poder al reformismo, las capas burocráticas medias se sacudieron de las fuerzas opresivas de sus amos, cuando el reformismo planteó la posibilidad de desarrollar las palancas de la economía. Esa es la estrategia de Renato Sales y Co., quien es parte fundamental de la vieja capa de la clase dominante, ha permeado las simpatías de una capa de la clase media burocrática del antiguo régimen y sueña con asumir la dirección política real del lopezobradorismo como tabla de salvación.

En el caso del saludo entre el candidato de la casta divina y de la oligarquía intramuros “Trabajar juntos por Campeche”, en realidad significa resolver los problemas que voluntariamente no se atendieron por estar en campaña. De acuerdo con la tasa de desocupación por entidad federativa, Campeche ocupa el cuarto lugar de desempleo en México con el 3.8 por ciento en 2018, sólo debajo de Aguascalientes y las Bajas Californias. Las personas que han atentado contra su vida van de los 18 a 36 años de edad, es decir, la edad productiva. El proyecto de las Zonas Económicas Especiales, replanteado por AMLO, cimbró los cimentos de la burguesía estatal monopólica que especulaba con hacer un negocio redondo.

Campeche no crece económicamente desde hace muchos años, porque vive una recesión económica y seguimos subsistiendo de los recursos federales, gracias sí a las políticas neoliberales, pero también a la oligarquía intramuros. En este año, han cerrado en la ciudad de Campeche 30 medianas empresas. La crisis económica se ha profundizado como nunca antes y los pequeños empresarios absorben todo el peso de la economía local.

Este factor interno propició el crecimiento del candidato municipal conservador que abiertamente hace campaña para el 2021, sin embargo, rápidamente entró en una contradicción con el gobernador, quien también manifestó públicamente su deseo de ser presidente nacional del PRI. El efecto fue que en pocas semanas el conflicto inició con la clausura de obras públicas, el gobernador respondió con la huelga del sindicato oficial de Ayuntamiento, el presidente municipal fue permisivo con los vendedores ambulantes, se apagaron los semáforos de la ciudad, y los incendios forestales que siguen sin atenderse, pues se espera el favor de dios para que llueva, etc.

La alianza aparente entre el presidente municipal, representante en el estado de la casta divina, y del gobernador, representante de la oligarquía intramuros, es una relación conflictiva y ciertamente contradictoria anudada en el cuerpo del estado que sólo se funcionará si la izquierda y la clase media, pequeña clase media y los sectores campesinos y trabajadores tienen una dirección más a la izquierda en 2021.

 

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