Crisis en producción de alimentos por ausencia de polinización

La poesía maya de Jorge Cocom en la Cámara...

30 junio, 2019 Comentarios desactivados en La nueva ontología Ideas

La nueva ontología

Por Héctor Malavé Gamboa

Resumen: El hombre nuevo y la mujer nueva se pueden construir por medio de una praxis creadora que supere la alineación individual dotándose de una personalidad revolucionaria. De esa manera, se estará listo para ejercer el liderazgo de un partido que luche por la emancipación social.

Palabras clave: Alienación, reproducción, ideología, hábitos, actividad, inversión de la praxis, trabajo creador, conciencia crítica, personalidad revolucionaria, liderazgo y dirección, nueva ontología.

  1. ¿Cuál es el sentido del hombre?

Después de la segunda guerra mundial, el ser humano perdió el sentido de su existencia, en todo caso el existencialismo hizo una filosofía de la libertad de la pérdida del sentido de la libertad. Desde el punto de vista de la biología, Hoagland (1988) señala que aun cuando seamos seres mortales somos guardianes transitorios de la información biocultural que debe ser transmitido a las generaciones siguientes, como corredores de relevos donde el ADN es testigo. La vida sólo tiene sentido en la medida en que transmitimos información desde nuestros antecesores hasta nuestros sucesores.

En los grandes cambios del siglo XXI, el sentido de la vida sigue siendo la conservación del ideal ilustrado, la conservación de la especie y el planeta, el progreso moral de la humanidad y socialismo, de no hacerlo es claudicar ante la barbarie. A pesar que los escépticos y existencialistas asuman una postura conservadora de negar el sentido del ser humano en la tierra y su deber de trabajar en ella para el beneficio social de la humanidad como dejó claro Kant en su opúsculo sobre la Filosofía de la Historia, que de alguna manera se encuentra presente en Marx, la lucha del hombre por sobrevivir es también una lucha por conquistar su sentido personal de vivir.

  1. La alienación como pérdida de libertad

La nueva generación se enfrenta a la destrucción paulatina del planeta y la humanidad, sin embargo, el capitalismo financiero monopólico produce seres alienados de sí mismos, de su comunidad y de un proyecto histórico global, es decir destruye la personalidad de los seres individuales. La alienación la defino como la pérdida del hombre de su identidad y de sí mismo, de su poder sobre sí y de su facultad de autotransformación. La causa de la alienación es la separación del ser de sí mismo por un poder externo al él, que lo domina y termina por poseerlo en lugar de lograr su autorrealización como sujeto haciéndose responsable de sí mismo. La alienación es la pérdida de la libertad y atrofia la capacidad creadora de la mujer y del hombre.

El proceso de alienación que inició separando al obrero del producto de su trabajo en la revolución industrial inglesa del siglo XVIII y el antagonismo entre el patrón del obrero, se convirtió en un estilo de vida y en una condición de la existencia humana en el siglo XX separando al hombre del hombre, a la mujer de la mujer y de sí mismos, y de su comunidad. La lucha de clase formó una “personalidad” indolente, pragmática y atomizada que es muy común  observarla en los hospitales psiquiátricos y en cualquier empresa humana. No se podía esperar más que sujetos sometidos a grandes cantidades de estrés, preocupación, solitarios y deprimidos, con una deteriorada salud mental sólo capaz de subsanar su padecimiento emocional lastimado al otro por el frio cálculo de la utilidad y el calor del consumo.

  1. La sexta tesis de Marx

Sin embargo, la esperanza de la humanidad y de las personas concretas se encuentra en que aun cuando el mundo colapse se puede enfrentar ese colapso con una personalidad nueva. Pero la personalidad nueva hay que construirla. Para eso retomamos la sexta tesis de Carlos Marx en Feuerbach, en donde indica que la esencia del sujeto es descentrada, está fuera de sí misma y se construye en las relaciones sociales de su grupo y de la clase a la que pertenece,  porque el hombre es hombre en relación.

Feuerbach, dice Marx,  diluye la esencia religiosa en la esencia humana pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es decir, los valores humanos no son abstractos ni metafísicos son concretos y reales y se demuestran en las prácticas concretas de los seres vivos con los demás seres vivos, v. gr. el amor se demuestra en la práctica. La esencia del hombre es el conjunto de relaciones sociales, esto es el ser humano, su esencia no está en su interior, sino en el exterior de él mismo.  La teología de la liberación percibió bien este asunto, la fortaleza de la personalidad humana se encuentra en sus actos vivos con los otros seres humanos. El sujeto es sólo un ser en sí mismo sólo cuando es fuera de sí mismo con los demás. Un ser fracturado es un sujeto enfermo y alienado por adolecer de relaciones muy humanas y afectivas.

  1. Actividad socialmente significativa

Durante el siglo XX tres conceptos psicológicos intentaron explicar de manera científica la psicología del hombre moderno: el inconsciente con el psicoanálisis, la conducta humana con el behavorismo y la actividad con la teoría sociocultural de Vygotsky.   Hasta el momento no existe una evidencia empírica de la caja de pandora del ser humano que explique el inconsciente. En el caso de la regulación de la conducta humana sí, pero ha funcionado más como un método de regulación de los cuerpos de los enfermos mentales, de los estudiantes y de los trabajadores, en fin de la población y del mercado generalizado como dispositivo al servicio del instrumentalismo institucional moderno.

Por su parte, el concepto de “actividad humana” dice Kosulin (2000) es la actividad socialmente significativa del ser concreto, por lo cual es un concepto explicativo de la conciencia humana y regeneradora de la conciencia misma. Ya el obrero explica que la mejor manera de recuperarse de la problemas de la vida es realizando una actividad.  Leontiev (1984) en “Actividad, Conciencia y Personalidad”, señala que la persona por medio de su actividad significativa en el mundo incorpora al mundo, se apropia del mundo.

Con esto, dejamos de lado la visión de la introspección mentalista de la psicología por una “introspección sociocultural e histórica”. Abandonamos toda esperanza de redención humana por medio de la contemplación espiritual absoluta, que si es que tiene una influencia en la serenidad y prudencia personal, sólo tiene sentido cuando el reposo humano se reincorpora de nuevo a la acción personal con el mundo.

La conciencia del hombre y su malestar espiritual es producto de una formación social concreta, y no abstracta universalidad.  El reposo de la persona consciente es curativo cuando se incorpora a las relaciones humanas.  La participación social del hombre por medio de su integralidad genera nuevas escalas de valores y reconstituye el cuerpo de la comunidad además de la estructura psíquica del individuo.

  1. Inversión de la praxis

Las tesis sobre Feuerbach son una carta abierta para la humanidad, la onceava tesis que es la más conocida no sólo tiene una dimensión política, sino también psicológica y ontológica. Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo de lo que se trata es de transformarlo. Lo cual significa que el hombre por medio de su actividad seguirá transformando al mundo y que la acción humana está un pie adelante de la estructura simbólica y las ideas universales de los grandes pensadores.

La actividad intencionada del hombre para mejorar sus condiciones biosociales de su existencia se llama praxis, lo contrario a la praxis es la reproducción de las condiciones de subordinación de la existencia. Los hábitos formando por la cultura de la dominación en el ciclo cotidiano de la vida diaria repiten roles y esquemas ahistóricos que producen la ideología de la dominación, sólo se heredan bien lo que se es capaz de transformar por medio de los actos del cuerpo y del habla.

La lucha por la liberación social es también una lucha por la liberación personal. Con lo cual se invierte la tesis de liberalismo que señala en su mejor versión que es la emancipación individual de la razón humana por medio de una ética mínima el mejor camino para un mundo mejor, pero es superada por la idea de una emancipación social que es sin duda  la mejor terapia mental del sujeto libre.  En la medida que el hombre transforma su comunidad también se transforma a sí mismo superando sus errores.

La inversión de la praxis es que al transformar el mundo también implica transformar la personalidad.  La transformación de la personalidad alienada por una creativa es lo que llamo por ahora la metamorfosis de la nueva ontología, la mujer nueva y el hombre nuevo.

  1. Trabajo creador

El medio por el cual el hombre se relaciona con los demás hombres es el trabajo concreto no el lenguaje. Por medio de su trabajo práctico el hombre incorpora del mundo exterior la estructura simbólica del exterior. En esa interrelación dialéctica del hombre con la realidad objetiva va configurando una personalidad para la libertad o una personalidad para la dominación. Por su puesto que el capitalismo y los sistemas económicos anteriores le han robado al hombre el producto de su trabajo, pero también la técnica de su trabajo y los valores más profundos que lo convierten en hombre, como su facultad creadora.

Al serle arrebatada su existencia por el robo de su trabajo, el ser desvalorizado se siente usado y cosificado prohibiéndosele cualquier tipo “autorrealización racional”. El hombre es un ser que se hace auténtico con la creatividad que le impone a lo que le gusta hacer con su actividad productiva concreta en el mundo. La “creatividad transformadora” no es una facultad mental de las interconexiones de la corteza cerebral, sino una relación práctica y libre del hombre con su trabajo concreto y social, emancipada del cruce transversal de un poder ajeno a la persona, lo contrario es una “creatividad para la destrucción”.

  1. Conciencia crítica, conciencia de clase a una conciencia revolucionaria.

Lo que enferma la mente del hombre es la dominación y su liberación es la salud mental. Pero está sólo se logrará superando la conciencia alienada y abstracta por una conciencia crítica, concreta y de clase. Lo pocos sujetos que logren construir por medio del estudio personal una conciencia crítica se convertirán en jóvenes cuadros revolucionarios.

Los cuadros  tendrán que afrontar una situación de crisis permanente: personal, económica, ambiental,  política y cultural. Una conciencia crítica se construye con un cimiento de justicia social pero aún hace falta el estudio de la filosofía de la praxis para que se convierta en parte de una dirección política.

  1. La personalidad revolucionaria

Sin duda, la enfermedad social más importante del siglo XX para la humanidad no fue el cáncer sino el “oportunismo”. El oportunismo es una forma de alienación política con costos muy altos porque frenó los intentos de transformar las estructuras sociales de manera definitiva y el bienestar del ser humano. La otra enfermedad infantil fue el sectarismo.  Para superar ambas en las estructuras políticas sólo es posible con el trabajo creador y la autocrítica de los aciertos y errores que permiten corregir la conducta alienada. Es sólo de ese manera que se construya una personalidad revolucionaria capaz de elaborar estrategias y tácticas que la dirección de un partido que lucha por la emancipación requiere.

  1. ¿Cuál es papel del liderazgo revolucionario en la historia?

Para finalizar este ensayo donde trato de demostrar la importancia y la relación de la psicología con la política, y dar a conocer un procedimiento mínimo para construir una personalidad revolucionaria creadora, que sólo pocos sujetos lo han logrado, además  de ser el destino del ser concreto, explico cuál es el papel de un líder auténtico en la historia.

La historia más conservadora piensa que el pasado se ha construido por los hechos de las grandes personalidades carismáticas o grandes ideas, lo cierto es que como Marx señaló en su Prólogo a la contribución de la crítica de la economía política, no es la conciencia la que determina las condiciones de la existencia sino son las condiciones de la existencia las que determinan la conciencia. Pero hay que comprender bien el axioma marxista, porque el entendimiento erróneo llevó a cometer desviaciones deterministas dogmáticas que dieron más importancia a lo económico, o a lo político reduciendo la importancia del hombre libre y autorrealizado en los procesos históricos y reduciendo la  importancia de éstos en una organización política.

  1. Una ética fundamentada en la emancipación

Las condiciones naturales y materiales con toda su fuerza determinan las estructuras sociales que fuerzan a los individuos a tomar ¿múltiples vías? No. Sólo dos en realidad: (0 y 1) es un código binario, y no hay elección más que la actividad por la liberación, salud, o la alienación por la dominación, enfermedad.  Por eso, en el Manifiesto del Partido Comunista, Marx hace un claro llamado a la humanidad, que no tiene nada que perder más que sus cadenas materiales (mentales).  La ética no se funda en la elección racional mínima sino en la elección de la emancipación.

La personalidad revolucionaria construida por la disciplina de la crítica y la autocrítica permite distinguir la importancia de su participación paciente y lenta cuando los factores objetivos se encuentran dados para su posible salto a la transformación. Pero sin un factor subjetivo cohesionado en una vanguardia de personalidades revolucionarias (intelectuales orgánicos) dichas posibilidades se  desaprovecharán y las coyunturas de cambio no llegarán jamás. Porque el capitalismo financiero y monopólico no morirá por sí sólo. No obstante, estas crisis de coyuntura del sistema hegemónico mundial serán cada vez más recurrentes cuando la agonía social de las contradicciones del capitalismo se hagan cada vez  más patentes.

 

Referencias bibliográficas

Hoagland, M. (1988). Las raíces de la vida. Biblioteca Científica Salvat. Barcelona. España. p. 32.

Kant, I. (1941). Filosofía de la Historia.  Breviario del Fondo de Cultura Económica. Colección popular. México. pp. 25-39.

Kozulin, A. (2000). Instrumento psicológicos. Paídos. España. pp. 23-32 y 77-85.

Leontiev, A. (1984).  Actividad, Conciencia y Personalidad. Editorial Cartago México.

Marx, C. (1984). Introducción General a la Crítica de la Economía Política. Siglo XXI editores. Cuadernos Pasado y Presente. México, pp. 65-70.

Marx, C. (2014). Tesis sobre Feuerbach. En línea de Masas Antología. Editado por el Partido de Trabajo. México. pp. 261-263

 

Comparte esta nota:

Comments are closed.