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16 octubre, 2017 Comments (0) Ideas

México, damnificado

Por Arturo Moo Cahuich

La tristeza, el llanto y la impotencia recorren el país y allende las fronteras. Los temblores de septiembre en curso exhibieron nuevamente al gobierno insensible y corrupto. Los funcionarios rebasados por los ciudadanos. Las figuras de Peña Nieto y la Gaviota se transformaron en buitres al acecho de damnificados y cual cursi telenovela, exhibían cartulinas del DIF, como si el organismo proveyera la ayuda y no el altruismo nacional. Sumado el internacional.

Las ayudas humanitarias llegan, pero ¿Quién las controlará? Con toda puntualidad, la senadora Layda Sansores advirtió que existe mucho pueblo y poco gobierno y las donaciones no deben quedar bajo los escombros

Obvio, ante pésimo ejemplo presidencial, los subalternos siguieron la línea. El dirigente nacional del PRI, quien primero criticó la propuesta de ayuda a damnificados de Andrés Manuel López Obrador y luego, sin el menor pudor, la copió y exhibió como propia, tal y como hizo Peña con su tesis.

La magnitud de la desgracia afecta a mexicanos de varias regiones del país. El gobierno en todos sus niveles quedó rebasado y congelado. Gobernantes, sin la menor idea de cómo reaccionar ante la desgracia de los compatriotas y cuando se descongelan, creen que con el reparto de despensas etiquetadas resuelven los momentos de dolor, hambre y tristeza.

Qué pena que al surgir inmediata y espontánea la ayuda ciudadana, solidaria, para los compatriotas damnificados, el gobierno quiere pegar su etiqueta DIF y ellos sí politizan con la idea de que son muy humanos y dadivosos, pero existen videos donde solicitan credencial de elector, identificaciones, cual campaña política del Estado de México. ¡Qué insensibles!

Entonces  piensan en la subasta electoral y sus repercusiones para el próximo año. Al carajo la desgracia y los damnificados. A capitalizar todas las ayudas humanitarias que lleguen. Piensan en cooptar electores, piensan que pueden ser desplazados de Los Pinos y aplican mil artimañas.

La memoria colectiva es la que repudió a Peña Nieto y le exigió que en lugar de posar para las redes sociales y los medios, tomara la pala y ayudara en el rescate. También el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, fue corrido de un punto de desastre. Cuando la indignación está presente de nada valen los cargos y el repudio destaca.

Después del temblor, viene la reconstrucción y aquí faltan muchos fiscales, porque el gobierno de Peña tiene fama de corrupto, por ejemplo, el socavón que todavía no cierra heridas e investigaciones, donde, por cierto, bailan más de 2,500 millones de pesos.

Las ayudas humanitarias llegan, pero ¿Quién las controlará? Con toda puntualidad, la senadora Layda Sansores advirtió que existe mucho pueblo y poco gobierno y las donaciones no deben quedar bajo los escombros.

Trascendió que Rusia donó a México 20 millones de euros, que convertidos a moneda nacional se pueden transformar en cientos de viviendas dignas con costos superiores al medio millón de pesos, pero que si los hiciera la SCT de Ruiz Esparza, sólo sería otro socavón a los recursos donados.

El debate entre los partidos políticos nacionales es de cuánto aportarán para la reconstrucción. Cómo siempre el PRI, más gandalla, dice una cifra y luego recula, ahora sólo quiere aportar prerrogativas del 2017 y suma otras iniciativas que nada tienen que ver con la ayuda urgente a damnificados.

A través de su partido político, el gobierno federal sigue con su loco afán de las cajas chinas, ahora quieren reducir curules y escaños en el Congreso de la Unión, pero mientras cuajan estas propuestas, le ponen cristales oscuros a los 5,600 millones del Fonden; en la Ciudad de México deberían existir otros 9,500 millones del Fonaden. Recursos que ya se deberían estar aplicando en las zonas de desastre.

Las cifras presupuestadas para los partidos en el 2018 son alrededor de 6,700 millones de pesos, pero serán en 2018 y la urgencia es hoy.

Por eso, tienen más valor las propuestas de Andrés Manuel López Obrador, quien respaldado por legisladores federales, locales, regidores y funcionarios partidistas, ya depositaron los primeros 103 millones de pesos en un Fideicomiso que será supervisado por gente honesta y de mucho prestigio.

La reconstrucción de México es ahora y miles de damnificados esperan la ayuda. Debemos estar vigilantes que el manejo de los recursos sea honesto y puntual, nuestros compatriotas están desamparados y tristes.

 

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