Crónica, artículo, reflexión y crítica a la petición de permiso a la Madre Tierra en la zona arqueológica de Edzná, que AMLO cree necesaria para la construcción del Tren Maya.

Por Amaury David Sánchez Burelo

Un domingo cualquiera, puedes ir con la familia a pasear, comprar comida chatarra, reírse de todo y compartir con ellos la cercanía, o bien, un domingo como hoy, podías decidir unirte al(la) tran(za)ce cósmico(a), en el(la) cual todos los reunidos nos comunicamos con la Madre Tierra para ver si nos permitiría construir el Tren Maya, para el desarrollo del sureste mexicano, o simplemente quedarte en casa y rascarte el tuch, para evadir la tristeza de estar solo.

Si decidiste la segunda opción, fuiste uno de los que estuvimos ahí y que nos dio risa todo el espectáculo, al menos así fue en Edzná.

Llegamos temprano, porque nos era necesario saber qué pasaría ¿Acaso la Madre Tierra sería una Enemiga de Campeche? Y respondería “¡No!”, a la petición de Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Moreno Cárdenas, por lo tanto, ya no se construiría el ferrocarril maya en el estado y tendría que recorrer todo el trayecto por Tabasco y pasar mágicamente hacia Yucatán o simplemente, los organizadores harían la farsa de que dijo que sí y todos felices.

Cuando entramos a Edzná, seis mapas nos explicaban cuál sería la lógica de construcción del tan mentado tren, los espacios que recorrerá y probablemente los sitios dónde podría haber afectación, al menos es lo que entendimos en esos carteles propagandísticos.

Al subir a la Gran Acrópolis, nos dimos cuenta de que ahí sería el evento y sí, todo estaba preparado. Al centro, colocaron una mesa con una cruz y demás aditamentos rituales, como ignoramos mucho de lo que ello representa, aceptamos el show, pero todo el teatro cayó desde los mismos organizadores.

Marcelino Miss Uc, el “líder” maya que fue contratado por el gobierno del estado; dicen por ahí que tiene nexos priistas y que ha utilizado a los pueblos originarios como fuente de empleo o de obtención de dinero para sus propios propósitos, no para los comunitarios.

De entre los organizadores del espectáculo, llegó a nuestros oídos la frase: “Véanse lo más representativo”, se lo decían al grupo de niños que no sabía si iba a bailar en lo que antes era un espacio ceremonial y ahora sería convertido en un salón de fiestas para que los pequeños bailaran y se lastimaran los pies al dar sus pasos de baile.

En ese momento, entendimos qué respondería la Madre Tierra ante la petición.

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Todo fue tan evidente, que los integrantes de la clase política regresaron a sus edificios, porque a pesar del tiempo, saben a dónde pertenecen… ellos arremolinados en la sombra del Edificio Principal de Edzná, mientras los espectadores tenían que ponerse en otro sitio, porque era claro a quienes pertenecía ese lado de la Gran Acrópolis.

Mientras la clase política hablaba de “Desarrollo”, “Tren Maya, lo mejor para Campeche”, “Vendrán más turistas”, etc… entre las personas se oía “Qué suerte he tenido de nacer, hoy” y “Vente para que yo te sacrifique”, frases dichas como disfrute del ambiente en el sitio arqueológico o por la infección electorera que desde hace meses llaman “La Cuarta Transformación”.

Antes de que el ritual iniciara, la persona encargada del micrófono dijo que la gente se acercara al centro para presenciar el acto, pero muchos prefirieron quedarse sentados en las escalinatas de los edificios; volvió a hacer el llamado que, en el último de ellos, su voz ya sonaba a regaño: “Sí se pueden acercar para presenciar el ritual”.

Entonces, comenzó. Presentaron a todos los invitados políticos: Dos diputados, dos alcaldes, dos coordinadores del tren maya y tres personalidades: a Miss Uc, al representante del gobernador, Gabriel Escalante Castillo y la súperdelegada del Gobierno de México, Katia Meave Ferniza, quienes tomaron la palabra.

Escalante Castillo, cuya familia fue acusada de despojar al pueblo maya de San Antonio Ebulá de sus tierras, manifestó que era necesario reconocer la raíz esencial de los pueblos originarios y que admiraban la forma en que ellos respetaban a la naturaleza, algo que entendimos como, mientras solo sean individuos que anhelen la tierra y no la puedan tener, porque les limitamos su desarrollo, así están bien.

Sí, suena cruel, pero a pesar de toda la exaltación a los pueblos originarios y el respeto que se merecen, es diferente a los hechos que la entidad muestra.

Después, Meave Ferniza, dentro de lo que repitió del discurso de Escalante, dijo algo importante: “No creemos en el desarrollo, sin la compañía de las comunidades”, aunque estén contratando personalidades políticas para convencer a los pueblos originarios de que el Tren Maya si será ambientalmente bonito.

Miss Uc, en su discurso previo, se echó un “choro” mareador, de que la naturaleza hay que cuidarla, que tenemos que respetarla como nuestros abuelos y, entre sus ocurrencias, mezcló todas las culturas que existieron y existentes para decir que la Madre Tierra es todo el universo, además de que la Pacha Mama era quien nos cuidaba… es tan evidente La Cuarta Transformación, que ahora una diosa inca nos protege, porque Movieron a México.

Fue tan enternecedor y efusivo su discurso que terminó con un saludo y agradecimiento al amigo, al hermano y al querido de los indígenas, el gobernador Alejandro Moreno. Todos los priistas hubieran llorado con esa escena.

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Vino el acto. Al comienzo una parvada de zopilotes sobrevoló el radio de la Gran Acrópolis ¿Un mal presagio para el Tren Maya? Ni idea.

Todo prosiguió tranquilo. Don Eulogio, el sacerdote maya, comenzó a hablar en su lengua materna, señaló pueblos, espacios, sitios arqueológicos, nombres de dioses y diosas, cinco o seis veces mencionó a López Obrador y cuatro a Moreno. Los oyentes no sabíamos si se las estaba mentando o si en realidad estaba en trance con los dioses.

Culminó el ritual con un enérgico: “Ya está, ya estuvo”. Miss Uc se acercó a concluir el acto y por no apagar el micrófono, se oyó entre los dos un: “Es que no lo terminaron de hacer”, y en realidad no supimos qué pasó, porque mandaron a los niños que se “veían representativos”, a bailar cerca de las escalinatas de la Gran Acrópolis, mientras los políticos seguían dando entrevistas, tomándose fotos y selfies en las tarimas que podrían servir para no lastimar los pies de los pequeños.

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Al final, entre los errores de organización, unos políticos muy políticos y todo el espectáculo interrelacionado de forma cósmica, no supimos qué respondió la Madre Tierra. Por eso la pregunta que da título a este texto.

Que Chico Che nos disculpe.