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17 abril, 2018 Comentarios desactivados en De monitos e instituciones públicas Ideas

De monitos e instituciones públicas

Por Amaury David Sánchez Burelo

Quienes estuvimos sentados en el Nido del Halcón del Campus para la Cultura, las Artes y el Deporte (CAD), admiramos los ánimos con que los expositores, los visitantes y el staff trabajó en la UV Cómic. La primera convención del noveno arte, al interior de una universidad pública y qué grato fue ver el sello de la Universidad Veracruzana por todos lados.

El 3 de marzo, tuvimos nuestra primera reunión con Juan de Dios Vigueras, quien, en representación de la Fundación UV, nos platicó de la UV Cómic. Nosotros fuimos a presentar el proyecto “La Comicteca de Cata” para darlo a conocer al ambiente académico y a la sociedad en general, además para pedir que donen material para el crecimiento de nuestro acervo.

Él nos dijo que le sorprendía saber de un proyecto de ese tipo y se explayó platicando que a ellos les fue difícil convencer a la universidad y a la fundación de que su evento tendría una repercusión importante, al igual que la valoración del cómic es importante dentro de la academia. A Carlos Monsiváis ya se le hacía necesario el acercamiento de la academia a la manifestación gráfica-narrativa, porque ahí yacía parte de la sociedad, también le parecía impresionante que lo gráfico pudiera narrar desde su manera de leer el mundo.

Concluyó que sería grato recibirnos en el evento, pero necesitaría nuestra ayuda en algunas ocasiones y nosotros sin chistar, dijimos que sí. Ellos nos daban un espacio y devolvíamos el favor, apoyando los dos días del evento. Quizá en alguna viñeta de Lágrimas y risas, una madre le decía a su hijo –Donde veas trabajo, ve. Donde veas comida, ni te acerques-.

El 14 y 15 de abril fueron los días predilectos para el acercamiento, la difusión y el encariñamiento con el noveno arte. Nuestro proyecto se convirtió en un “colado” entre los vendedores, los participantes, los talleres, los artistas invitados, las cosplayers, etc… aparecimos de sorpresa ante los ojos de quienes se sorprendían de que una institución universitaria y más una facultad, como la de Letras Españolas, tuviera una Comicteca. Sonreíamos y platicamos lo que nos costó llevar a cabo ello.

Mantuvimos comunicación esporádica con Vigueras, veíamos los anuncios constantes de la UV Cómic y pensábamos en las carreras que debería estar dando para que el evento no fuera una especie de burbuja en el aire, que solo fuera una vez y de ahí no más.

El primer día fue movimientos de mesas, búsqueda de quienes asistieran, entre otras actividades, para terminar sentados en nuestro espacio de exposición. Llegó la charla sobre la historia del cómic, los invitados René Córdova, Renata Córdova, Jorge Break y Pavel Ortega, nos platicaron en primera instancia de su difícil camino hacia su conversión en escritores y dibujantes de cómics. Renata lo veía entre fácil y misterioso, porque a sus 12 años, el conocimiento de su padre y su ingenio le han dado un acercamiento más estrecho al ambiente de los monitos.

Los demás insisten en que tuvieron encontronazos con editores, sus padres y el día a día, por su decisión de querer dedicarse a ello, excepto Ortega, quien tuvo todo el apoyo de sus padres, pero a la publicación de su primera novela gráfica, se enfrentó al golpe del contexto social en el que vivía, porque Xalapa podía ser todo lo open mind que quisiera, pero leer a un gato-hombre que nació del lado Nacionalsocialista no era muy bien visto. Posterior a eso, Break nos dio un recorrido por los buenos años de las editoriales mexicanas de monitos y su caída a la llegada de Vicente Fox.

Nosotros nos manteníamos en el asiento, informábamos de cuál era nuestra intención con el proyecto y qué necesitábamos para ello. Envidiaban que tuviéramos un cómic Amalgam y una edición mexicana de Las tortugas ninjas, insistían en comprarla o cambiarla por más material, pero fueron donaciones con un profundo contenido emocional y somos personas que entendemos el cariño que se esconde en cada cómic.

Previo a ello, la inauguración contó con la presencia del director de la Fundación UV, Facundo Pacheco Rojas, Juan de Dios, los Córdova, Break y la mascota de la Universidad, a quien, en su versión conmemorativa, lo nombraron Súper Luzio. Después se irían a la charla mencionada en párrafos atrás.

Después de eso, floreció el amor por el arte gráfico narrativo, veíamos monitos por todos lados, monitos japoneses por otros, el olor a comida oriental se colaba en las narices, el aullido de música friki de igual forma y los manoteos de quienes se adentraban a los videojuegos se escabullían entre los participantes. Nosotros hojeábamos el poco material en exposición y las donaciones hechas, sabíamos que si bien, no tendríamos mucha difusión, pero no solo de certidumbre vive el hombre.

Así se fueron las horas, los talleres prosiguieron, el club de Star Wars platicó de su experiencia como grupo, los coleccionistas tuvieron voz, los luchadores enmascarados mostraron su arte, los cosplayers demostraron su valía frente a las personas, un videojuego tuvo su presentación y el arte gráfico-narrativo se vio enaltecido en dos días.

Tal vez, en la semana, todos regresarían a sus labores inmediatas, pero por las cabezas tal vez se les pasaría una viñeta de Mafalda o la historieta dominical del Sorprendente Hombre-Araña sería su memorádum, porque como él, tienen que ir a trabajar, luchar, perder y ganar, porque somos humanos y los dibujitos nos muestran, aunque nos revistan con súper poderes.

 

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