Este domingo cumplió 91 años de edad/Casi la mitad de su vida, buscando a Jesús Piedra, su hijo desaparecido.
Por Redacción/SemMéxico
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de febrero del 2018.- “Fui una niña feliz, joven feliz, casada feliz, hasta que me llegó el zarpazo de la represión, cuando me quitaron un hijo y empecé a ser la madre de un desaparecido, andaba yendo a la Procuraduría General de la República, a la Secretaría de Gobernación, a la Presidencia, a Amnistía Internacional, a Londres, fui 18 veces a Naciones Unidas, ¿Qué hicieron, nada? 39 veces hablé con Echeverría, donde quiera que andaba me le aparecía y me le aparecía…”
Es la voz y el rostro de Rosario Ibarra de Piedra, en el documental Rosario de Shula Erenberg (2014), producido por Conaculta, el Instituto Mexicano de Cinematografía y el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad.
Este domingo 25 de febrero, Doña Rosario Ibarra cumplió 91 años, las redes sociales la han recordado y textos escritos en distintos tiempos circulan en el ciberespacio, ella referente de una lucha que, al paso de los años, se ha multiplicado en México y de la que ella es emblemática: la búsqueda de su hijo desaparecido, Jesús Piedra Ibarra, de quien nada se supo desde 1975. Su lucha tiene 43 años, casi la mitad de su vida.
Rosario Ibarra de la Garza nació en Saltillo, Coahuila, en 1927. Fue, como ella dice, una mujer feliz, hasta el 18 de abril de 1975, en Monterrey, Nuevo León, cuando su hijo Jesús fue secuestrado y no supo más de él.
Se trasladó a la Ciudad de México, donde inició ese peregrinar que cuenta y que hoy todavía no termina. Aquí encontró a otras madres, esposas, hermanas, que como ella buscaban a sus hijos y formaron el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México, que más tarde cambió su nombre a Eureka.
Jesús Piedra Ibarra, acusado de pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre, fue desaparecido tras el asesinato del policía Guillermo Villarreal Valdez. Se considera una de las víctimas de desaparición forzada que se agudizó en las décadas de los sesenta y setenta en México.
Su lucha es por los desaparecidos de ayer y por los de hoy para devolverles lo que les han robado: ¡Por que vivos se los llevaron, vivos los queremos! En 1982, fue candidata a la Presidencia de México por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), lo que la convirtió en la primera mujer candidata por ese puesto de elección popular, en aquella elección, ganó el PRI con su candidato Miguel de la Madrid.
Seis años más tarde se postuló de nuevo y esta vez el presidente electo fue el también priista Carlos Salinas de Gortari. Fue diputada federal entre 1985 y 1988 por el PRT; diputada federal en 1994-1997 por el PRD y finalmente senadora de la República por el Partido del Trabajo (2009-2012).